Universciencia
ISSN: 1665-6830
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
the role of the sexual division of labor in the construction
of the masculine gender
Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo analizar el papel de la división sexual
del trabajo en la construcción del género masculino como parte de un ejercicio
académico-formativo de la licenciatura en Psicología, de la Universidad Autónoma
Metropolitana, unidad Xochimilco. Para ello, se realizó una entrevista a profundidad
cualitativa y se analizó el material emanado a través de una técnica de interpretación
de sentido. Como resultados, se presenta el trabajo hermenéutico de interpretación
y análisis teórico-metodológico que da cuenta de la construcción discursiva de los
sujetos inscritos a la cultura, la familia, el género y al trabajo.
Palabras clave: género, masculinidad, división sexual del trabajo.
Abstract
This paper seeks to problematize the role of the sexual division of labor in the
construction of the masculine gender as part of an academic-training exercise for
the degree in Psychology from the Universidad Autónoma Metropolitana unidad
Xochimilco. This article also analyzes an interview on campus, which helps achieve
valuable data that analyzes a meaning interpretation technique. The hermeneutical
work of interpretation and theoretical-methodological analysis is presented, which
accounts for the discursive construction of the subjects enrolled in culture, family,
gender and work.
Key words: gender, masculinity, sexual division of labor.
1
Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco. Estudiante de Licen-
ciatura. Ciudad de México, México. E-mail: 2203015947@alumnos.xoc.uam.mx
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9016-5404 Google Scholar: https://scholar.
google.com/citations?user=HNhdmOUAAAAJ&hl=es&authuser=1
2
Universidad Autónoma Metropolitana. Estudiante de Licenciatura. Ciudad
de México, México. E-mail: oscar.grijalva.15@gmail.com ORCID: https://
orcid.org/ 0000-0002-1148-5256 Google Scholar: https://scholar.google.com/
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UzN0yYXkNBjEvmlW-AkNs_d3zv4EGogH7qa0dgoio9MN-fxz_HZ8p1H2-
IfpuUMB2n73ZYZ1xrsmISwM_c972CmB4goX-T8&user=PbSmGfEAAAAJ
3
Universidad Autónoma Metropolitana. Estudiante de Licenciatura. Ciudad
de México, México. E-mail: mariajosesantorski@gmail.com ORCID: https://
orcid.org/0000-0003-0743-6897 Google Scholar: https://scholar.google.com/
citations?hl=es&user=CQo8ztYAAAAJ&view_op=list_works&gmla=AJsN-F5r8
XF3GWWNEv1XK7zZgYhfdlkPqFxCrIfEarc2IPVHqh-SZEG4ovtA4grjimNLq
qc9bozb2tt9Ajr7ZjhIJRN7d6rqES2kNbOTe67_M556feHLK-0
4
Universidad Autónoma Metropolitana. Estudiante de Licenciatura.
Ciudad de México, México. E-mail: ximereyes1610@gmail.comx ORCID:
https://orcid.org/0000-0001-9004-2121 Google Scholar: https://scholar.
google.com/citations?hl=en&user=myt1gFcAAAAJ&view_op=list_
works&authuser=1&gmla=AJsN-F4s6laOZ03gBupDpSP4CgAo_GtFwstwmEY
QQlVBDrQjOolioFto53FMh5h0oddyh8yFJgIOTczGKAZqFF-dIrcNZWJSuQ
5
Universidad Autónoma Metropolitana. Estudiante de Licenciatura.
Ciudad de México, México. E-mail: danielzahid2001@gmail.com ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-1864-7414 Google Scholar: https://scholar.
google.com/citations?hl=es&view_op=list_works&gmla=AJsN-F4lkO
eZnWCGtQtHOKx0pIcQquR3Y4lpxMZaQP7dyfDAZ7k7zAzXTK
NmSlhEHAZhJ2qZ0nm-zKz3iGBA4VgpvCGM7PF6oqwzbPDFbb-
05vyKa3Ywmsw&user=m9pQHsEAAAAJ
6
Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco. Profesora. Doctora.
Puebla, México. E-mail: maylethzamora@gmail.com ORCID: https://orcid.
org/0000-0001-9016-5404 Google Scholar: https://scholar.google.com/
citations?user=HNhdmOUAAAAJ&hl=es&authuser=1
Universciencia
Enero-abril - Año 20 - Núm. 59 - 2022
http://revista.soyuo.mx/index.php/uc
universcienciasoyuo.mx
universciencia@soyuo.mx
Recepción: febrero-2022
Aceptación: marzo-2022
Pág. 63-77
regina
esparza Quesada
1
oscar andrés
grijalva loya
2
maría josé
maldonado de la cruz
3
ximena
reyes-martínez
4
daniel
sandoval núñez
5
mayleth alejandra
zamora echegollen
6
el papel de la división sexual del trabajo en la construcción
del género masculino
63
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INTRODUCCIÓN
7
La presente pesquisa es resultado de un trabajo
de investigación trimestral del módulo V “Sujeto
y Cultura” de la licenciatura en Psicología de la
Universidad Autónoma Metropolitana, unidad
Xochimilco. En éste se encontrará una discusión
introductoria sobre el contexto en el cual se escribe
y del que emerge la investigación, al igual que las
discusiones teóricas bajo las que se analizará, más
adelante, el material empírico. Posteriormente,
se presenta la metodología y métodos que son
principalmente de corte cualitativo. Enseguida,
se discuten aquellos resultados obtenidos de la
entrevista cualitativa a profundidad y, nalmente,
se presentan las conclusiones.
Como parte de las actividades formativas, los
y las estudiantes deben realizar una investigación
que busque desarrollar y profundizar en los
procesos simbólicos necesarios para la producción
de subjetividad del ser humano. En otras palabras,
se parte de la premisa de que el ser humano es un
ser simbólico, condición que presenta cuestiones
fundamentales para la comprensión de la
subjetividad y del sujeto (Vargas et al., s/f).
Será a partir del proceso investigativo que
estudiantes y profesores se proponen problematizar
al ser humano como un ser desbiologizado, esto
es, que no se rige por “instintos” ni por impulsos
“naturales” o “biológicos” que, por el contrario,
suponemos que la materialidad -el cuerpo- es
producto de una serie de procesos simbólicos y
sociales que dotan de sentido al sujeto.
Para acercarnos a estas propuestas, se hace
necesario ahondar sobre aquellos procesos de
construcción de la subjetividad que son producidos
por el lenguaje, las construcciones discursivas
familiares, la sexualidad, la identidad de género y
las relaciones de poder.
Así, el problema eje del módulo V “Sujeto
y Cultura”, gira en torno a la construcción de un
sujeto del lenguaje y la construcción discursiva de
la historia familiar. En otras palabras ¿cuáles son los
procesos de naturaleza simbólica que constituyen
al sujeto? y ¿cuál es el papel de la familia en tales
procesos?
Bajo este marco es que esta investigación
busca dar cuenta del papel que funge la división
sexual del trabajo en la construcción del género
masculino, a partir del análisis del discurso del
sujeto y sus nociones en torno a la masculinidad.
No obstante, consideramos que el ejercicio
formativo no debera quedarse en una calicación
o una evaluación, sino ir más allá. De este modo,
proponemos presentar fragmentos del material
emanado de la entrevista cualitativa a profundidad,
con el objetivo de socializar y divulgar una de
las tantas técnicas cualitativas para el análisis
de información. Con ello, buscamos poner a
discusión los resultados construidos y, asimismo,
problematizar el papel de la división sexual del
trabajo en la construcción de la identidad masculina
de un sujeto inscrito en la sociedad mexicana.
La importancia y relevancia social de
reexionar en torno a este tema, se fundamenta en
que la división entre los sexos parece estar “en el
orden de las cosas ”, como si se pudiera adherir a
lo que es normal y natural, hasta el punto de ser
inevitable. Se presenta a un tiempo, tanto en las
cosas como en el mundo social y en los cuerpos y
en los hábitos de sus agentes, que funcionan como
sistemas de esquemas de percepciones, tanto de
7
Artículo original y derivado del proyecto de investigación titulado:
El papel de la división sexual del trabajo en la construcción del
género masculino, Ciudad de México, México.
64
El papEl dE la división sExual dEl trabajo En la construcción dEl génEro masculino - rEgina Esparza QuEsada,
oscar andrés grijalva loya, maría josé maldonado dE la cruz, ximEna rEyEs-martínEz,
daniEl zahid sandoval núñEz y maylEth alEjandra zamora EchEgollEn
pensamiento como de acción (Bourdieu, 1998, p.
10).
En ese sentido, la división sexual del trabajo
no sólo opera desde la objetividad que incentiva
a realizar ciertas tareas, sino, que formula los
esquemas dentro del pensamiento que terminarán
por presentarse y regir en la cotidianidad del sujeto
masculino. En palabras de Pierre Bourdieu (1998):
a través de la división sexual de las legítimas
utilizaciones del cuerpo se establecen los
usos públicos y activos de la parte masculina
-enfrentarse, afrontar, dar la cara, mirar a la
cara, a los ojos, tomar la palabra públicamente-
mientras la mujer que, se mantiene alejada
de los lugares públicos, debe renunciar a la
utilización pública de su mirada. (p. 16)
No obstante, esta inscripción del género en el
sujeto no es espontánea ni aparece de la nada, sino
que emerge y se inscribe a través de la institución
familiar, en donde, tanto hombres como mujeres,
introyectan las premisas de género y su rol acorde
a la división sexual del trabajo. (Lévi-Strauss, 1975;
Castoriadis, 2013)
Como señala Claude Lévi-Strauss (1975),
se logra destacar la premisa que rige dentro de la
unión conyugal e interpela a los sujetos en primera
instancia como un factor que responde a cuestiones
económicas y, en segunda instancia, como el
incentivo de una división sexual que operará en la
subjetividad del hombre y la mujer para establecerse
dentro de ésta. Este proceso de aceptación es
incuestionable “dado que la familia se nos aparece
como una realidad social positiva, tal vez la única
realidad social positiva […]” (1975, pp. 32-33) e
incluso se deende junto a los posicionamientos en
los que sitúa a los sujetos para la realización del
trabajo.
Este efecto tiene lugar debido a su condición
de institución, esto es, la familia se trata de una
“red simbólica, socialmente sancionada en la que
se combinan en proporción y en relación variables
un componente funcional y un componente
imaginario” (Castoriadis, 2013, p. 211). En otras
palabras, la familia es un entramado de prácticas
y discursos simbólicos e imaginarios que orientan,
delimitan e inscriben el sentido del mundo en el
sujeto, en este caso, del género.
8
En esta misma línea, Burin y Meler (1998),
denominan subjetividad sexuada, como aquello que
conforma al ser -socioculturalmente- a partir de su
sexo y las premisas alrededor de éste.
Dicho de otro modo, las autoras parten
de la premisa de la existencia de un proceso
sociohistórico a lo largo de los siglos que moldea
las nociones adjudicadas al hombre y a la mujer
(Burin y Meler, 1998).
Del breve y conciso recorrido histórico
que hacen para dar cuenta de estas nociones,
sobresalen las relaciones de poder y el carácter casi
omnipotente del hombre -en calidad de divino, de
académico, de conquistador, de burgués- que por
el aanzamiento del patriarcado
9
le ha permitido
colocarse en un lugar central, mientras que la mujer
ha sido puesta en un segundo plano (Burin y Meler,
1998).
Burin y Meler (1998) plantean que es a
partir de la Revolución Industrial donde surge un
cambio en el orden de subjetivación. Para entonces,
son los principios del trabajo productivo los que
instauran y dan la calidad de sujeto. Es en este
momento histórico donde ocurre un cambio en la
percepción de la familia, se le empieza a ver como
una institución personal e íntima de la sociedad.
La mujer pasa a ser clave en la esfera privada al
8
Y de muchas otras instituciones. La familia se trata de la institución
mediadora por excelencia y que se encarga de las primeras
socializaciones de la vida de los sujetos (Dubet y Martuccelli, 1998,
Donzelot, 2008).
9
Forma de poder político y social, que organiza, da sentido, orienta y
dirige prcticas y discursos de dominación del polo signicado como
lo masculino sobre el polo signicado como lo femenino (Pateman,
2006; Rich, 1986; de Beauvoir, 2019).
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ser inscrita “naturalmente” a la producción de
sujetos, además de inscribirse a la idea de moral
materna (feminidad domesticada fundamentada en
la lógica del amor) para lograrse sujeto, mientras
que los hombres adherían “lo productivo”, “lo
individualista” y la rivalidad a su codicación
subjetiva (regida por la lógica racional y económica)
para responder y adecuarse a los procesos de la
época (pp. 74,75).
Dentro de este ideal histórico construido, es
decir, de lo que signica socialmente ser hombre y
ser mujer, se logra vislumbrar el ideal del hombre
trabajador, punto clave en la subjetividad masculina
para sustentar una serie de adecuaciones que dieron
lugar a un estereotipo de hombre idóneo que
lograra ejecutar aquellos trabajos ligados a mostrar
su virilidad y sostener la carga de ser quien proteja,
quien sustente y quien mantenga en pie a la familia,
así como aquel que realice tareas de riesgo sin
mostrar señal alguna de queja.
En la misma línea, Lamas (2015) señala
que, el punto de inexión de la masculinidad se
presenta en la muestra de la virilidad exacerbada.
Una virilidad que junto a la ocupación de la
masculinidad de aquellos trabajos en los que “dar la
caraes su principio, justica -desafortunadamente-
la exacerbación del ser “hombre” sobre el ser
“humano”.
De esta forma, se puede entender cómo es
que los hombres, creyendo que pueden soportar
todo, llegan a un punto de quiebre que no tratan
y hacen suya la idea que coloca a la productividad
y el trabajo como sus incentivos de vida, en la que
una conciliación con su familia pasa a un segundo
plano (Lamas, 2015).
De este modo, la masculinidad puede ser
una fuente de malestar, no sólo para quienes están
inscritos a ella. El privilegio que otorga no deja de
ser una trampa que encuentra su contrapartida en la
armación de cada hombre de su virilidad (Lamas,
2015). Por otro lado, la mujer ha quedado relegada a
la producción de hijos y cumplir la función materna
en el ámbito de la nutrición de los hijos, el sostén
emocional y los cuidados personales de estos para
ser lo que la sociedad calicara como una “madre
sucientemente buena” (Burin y Meler, 1998, p.
83).
Para un hombre que vive bajo las normas del
discurso de la productividad y el trabajo, pueden
llegar a presentarse ante él toda una serie de
señales que le indiquen el riesgo que corre y sufre,
sin embargo, por considerar como “natural” su
inscripción a estas normas, puede no darse cuenta
de su condición. Una condición que muchas veces
se esclarece sólo hasta el empeoramiento de la
salud o, en otro caso, cuando la familia resiente
el alejamiento del padre por estar cumpliendo sus
deberes “propios” de la masculinidad.
En ese sentido, se hace menester
problematizar y reexionar desde un marco que
dé cuenta de estos procesos constitutivos de la
subjetividad masculina. No solamente por su
implicación social en tanto que, es este modelo de
masculinidad el que impera en la sociedad actual.
Sino además que, esta aproximación posibilita la
reexión en torno a la teora de género, no sólo en
su formulación binaria -masculino y femenino-, sino
sobre el papel de las instituciones en la producción
de subjetividad para muchos otros géneros
10
ahora
reconocidos, normados e identicados, los cuales
suponemos, que no escapan a las inscripciones
más hegemónicas de los estereotipos del género
binarios.
10
Actualmente existe una serie de discusiones sobre la construcción
de géneros no binarios, as como el género uido y la pansexualidad.
Sírvase de ver: DGDC-UNAM (2019). El gnero no binario más allá
de lo masculino y lo femenino. UNAMirada la ciencia. DGDCUNAM
Divulgación de la ciencia.
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El papEl dE la división sExual dEl trabajo En la construcción dEl génEro masculino - rEgina Esparza QuEsada,
oscar andrés grijalva loya, maría josé maldonado dE la cruz, ximEna rEyEs-martínEz,
daniEl zahid sandoval núñEz y maylEth alEjandra zamora EchEgollEn
DESARROLLO
De acuerdo con Taylor y Bogdan (1987), la
fenomenología busca atender los fenómenos
sociales desde la propia perspectiva del sujeto,
examinando así la forma en que percibe el mundo.
Por lo que, esta investigación parte del
principio fenomenológico para ahondar en
el discurso del sujeto y dar cuenta de aquellas
nociones y perspectivas que el sujeto tiene acerca de
la masculinidad y la división sexual del trabajo sin
interrumpir la presencia de sentimientos y sentires
propios del sujeto una vez establecido el rapport.
11
La fenomenología se pone en, primer plano,
para el análisis de la subjetividad abordada a
través de la manera en que el sujeto introyecta las
premisas de género alrededor de la división sexual
del trabajo, ya que considera aquellas “fuerzas que
mueven a los seres humanos como seres humanos
y no simplemente como cuerpos humanos” (Taylor
y Bogdan, 1987, p. 16). Es la que considera al sujeto
y sus ideas, sentimientos y motivos internos como
“materia signicativa”.
El método idóneo para abordar nuestra
investigación es de carácter cualitativo, debido al
tipo de análisis e información que se busca obtener,
según Balcázar Nava et al. (2013):
[…] en la recogida de datos, el investigador
dispone de diversas técnicas entre las que se
encuentra la entrevista, que es una técnica
donde se tiene una interacción cara a cara con
la otra persona, mediante preguntas a través
de las cuales se obtienen algunos datos. (p. 57)
En ese sentido, se optó como instrumento de
recolección de información a la entrevista cualitativa
a profundidad. Balczar Nava et al. (2013) dene
a la entrevista como “una técnica dentro de la
metodología cualitativa que se utiliza para obtener
información verbal de uno o varios sujetos a
partir de un cuestionario o guion de temas [...] La
entrevista es una conversación con un propósito”
(p. 58).
Asimismo, como fundamentación teórica,
se retomaron discusiones de la teoría de género
expuestas por autoras como Lamas (1996; 2015),
Burin y Meler (1998), Dio Bleichmar (1985) y
Guttman (1998). Por otro lado, se recuperan las
discusiones sobre la institución familiar de Lévi-
Strauss (1975). Y nalmente, sobre la división
sexual del trabajo, al autor anteriormente citado y a
Pierre Bourdieu (1998).
La entrevista a profundidad se realizó en
la Ciudad de México (CDMX) el 10 de abril del
2022 con una duración de 60 minutos. Se realizó
una transcripción del audio de la entrevista; este
material se dividió en intervalos de 15 minutos para
que cada integrante pudiera realizar una parte de la
transcripción. Se utilizaron diversos métodos para
capturar la información según las preferencias de
cada uno. Entre las técnicas estuvieron el dictado
de voz y la transcripción tradicional, en la que
se escribe la información mientras se escucha la
grabación de la entrevista.
Para la transcripción, se utilizó un código
alfabético para identicar quién tena la palabra a
cada momento de la entrevista. Al inicio de cada
diálogo se encuentra una letra que representa la
inicial del nombre del participante en turno: “O”
para Oscar, “R” para Regina, “X” para Ximena,
“Z” para Zahid y “E” para el sujeto entrevistador.
11
“El rapport se reere al vnculo transferencial que se establece entre
dos personas” (Zamora y Dabdoub, 2021, p. 12) o más personas. En
este contexto, nos referimos al vínculo que se entabla entre los y las
investigadoras y el sujeto entrevistado.
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universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
El entrevistado se trata de un hombre
de 65 años que actualmente vive solo en su
departamento. Estudió la carrera de ingeniería
mecánica y posteriormente laboró en una empresa
de lubricación industrial, donde llegó a ser jefe de
mantenimiento. Después trabajó en una empresa
maquiladora de cajas de cartón para la industria
de cerveza Corona. También formó parte de la
empresa norteamericana Has Chemical, que hace
servicios de administración para la General Motors de
México, donde trabajó hasta los 53 años. Finalmente
abrió un negocio propio, un expendio de pan
bimbo que mantuvo por 10 años. Actualmente está
pensionado por el Seguro Social. En cuanto a su
familia, el entrevistado nunca ha estado casado ni
tiene hijos, pero tiene actualmente un hermano y
dos hermanas con vida.
RESULTADOS
Para el análisis del material de la entrevista se utilizó
la técnica de interpretación por signicado, en
donde él o la intérprete, debe ir “más allá” de lo que
se dice directamente en el discurso para concebir
estructuras y relaciones de signicado que no son
aparentes de modo inmediato en un texto. Lo
anterior se fundamenta en el método hermenéutico
de interpretación de textos, por lo que implica una
explicación de los principios generales que se han
encontrado en cierto párrafo o en el discurso que
son considerados como útiles para el propio análisis
(Kvale, 2008).
La interpretación del signicado de los textos
de entrevista va más allá de una estructuración de
los contenidos maniestos de lo que se dice, hacia
interpretaciones más profundas y críticas del texto.
“Para interpretaciones profundas y críticas del
signicado, son ventajosas las descripciones ricas y
matizadas en las entrevistas, así como las preguntas
interpretativas críticas durante la entrevista” (Kvale,
2008, pp. 142-143).
Para realizar el análisis a partir de la
interpretación por signicado, se usaron las
categorías teóricas para dividir cada aspecto
a analizar de acuerdo con una categoría en
especco y lograr la comprensión de éste. Las
categorías teóricas que empleamos son: género,
sistemas de género, familia, división sexual del
trabajo y masculinidad, las cuales se desarrollan
a continuación junto con el trabajo de análisis de
interpretación del signicado.
Sistemas de género
X: Si, por ejemplo, tu estudiaste ingeniería,
¿no? y en la escuela, ¿En la universidad
había más mujeres en la carrera? ¿Eran más
hombres? Si había mujeres, ¿cómo trataban
ahí a las mujeres?
E: No era más... Había más hombres, siempre
hubo más hombres en la escuela, desde la
vocacional, siempre hubo más hombres
y obviamente si era difícil para ellas eh... el
rol que jugaban en... en...en cuanto a querer
ser este... estudiar la carrera de ingeniería
porque... pues como siempre se dice, ¿no?...
“es muy difícil aprender matemáticas” y dicen
“para las mujeres más”, según, porque...
quieren lo más sencillo, más sencillo [...].
incluso nuestros maestros eh... tenían...
comentarios... eh... en contra de las mujeres
que querían estudiar la carrera, “no mejor
vete estudiar eh... actuación”, “mejor vete
estudiar otra cosa que si vaya a tú... a tú... a
tú… feminidad [...] Es como tú, si fueras... si
te metes a estudiar este... medicina pues ahí si
vas a encontrar muchas doctoras y doctores
es más fácil esa carrera que la de ingeniería
(Extracto de la transcripción de la entrevista).
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El papEl dE la división sExual dEl trabajo En la construcción dEl génEro masculino - rEgina Esparza QuEsada,
oscar andrés grijalva loya, maría josé maldonado dE la cruz, ximEna rEyEs-martínEz,
daniEl zahid sandoval núñEz y maylEth alEjandra zamora EchEgollEn
Bodin (1980, citado en Roudinesco, 2002)
sitúa lo masculino del lado de la razón y lo femenino
del lado del apetito pasional. Se adjudican algunas
características atribuidas a lo femenino como la
pasividad, vulnerabilidad, emocionalidad, dulzura
y el cuidado hacia los demás (Burin y Meler, 2000;
Polaino, 2007, como se citó en Lora del Águila,
2016). Estas características logran vislumbrar
la prevalencia de los sistemas binarios que se
presentaron a lo largo de la vida del entrevistado,
que, al desarrollarse profesional y laboralmente,
se encontró con diferentes escenarios en los que
reinaba un orden jerárquico a la hora de visualizar
las relaciones de su entorno y la convivencia entre
sus pares. Un hecho que contrasta con lo que
plantea Lamas (2013, p. 32) al mencionar que existe
una “dicotomía en la manera en que visualizamos
aquellas asociaciones simbólicas relativas al género,
siempre colocando una diferenciación entre
mujeres y hombres a partir de una signicación
y organización cultural que tiende a generar
relaciones de desigualdad”.
De esta manera, se vuelve necesario pensar
en lo que Braunstein (1979), quien describe como
la adecuación del sujeto a su entorno y la presencia
de dinámicas y situaciones en la vida como agentes
de resonancia que dan pauta a un discurso del
cual el sujeto inscribe su percepción del mundo y
que, además, lo vuelve reproductor y soporte del
material que da sustento a los sistemas de género
presentes en la cotidianidad. Un hecho que guró
al analizar la manera en que el entrevistado adjudica
tareas a lo femenino y a lo masculino.
Masculinidad
O: ¿Cómo era eso de… de estar en casa con
más niñas y..?
E: Pues es que, este de, uno se acostumbra
y te vuelves protector, te vuelves protector
para, para ayudar a tus hermanas, que no
les pase nada, que este, que cuente con uno
como apoyo, es este básicamente lo que hace
que uno conviva bien con la familia (Extracto
de la transcripción de la entrevista).
Entre las signicaciones en torno a lo masculino,
se sostiene que un hombre debe ser valiente
y protector, especialmente cuando se trata de
defender a sus mujeres (sean madres, hermanas,
parejas, etc.). Como menciona Inda (1996, p. 221)
“El sexismo de las debilidades va produciendo un
asistemático pero contundente adiestramiento en
lo que sería deseable de un varoncito: defender a las
hermanas; enfrentar los peligros; ganar en las peleas;
sobresalir en los deportes; en las profesiones; tener
una sexualidad frecuente, etc.”.
O: Okey, y ¿y eso de la protección te, te lo
decían tus papás...?
E: No, fue
O: ¿O fue como propio así tan así?
E: Sale de uno, uno, uno lo hace por instinto
yo creo, porque pues ves, no permites que,
que maltraten a tus, a tus hermanas (Extracto
de la transcripción de la entrevista).
Los sistemas de signicaciones alrededor del género,
como se ha mencionado, están cotidianamente
fundamentados desde la biología, naturalizando
estas cualidades como parte del ser hombre. “Porque
el género está adscrito al rol, estas expectativas de
rol son concebidas como la más pura expresión
de las fuentes biológicas del género” (Bleichmar,
1985, p. 44). Es por lo que el entrevistado, lejos de
considerar una imposición, calica de “instintivas”
estas pulsiones de protección a los demás.
E: Incluso con... si con uno mismo que de su
mismo sexo, pero tienes un rango más que
ellos, se enfrentan contigo para confrontar las
ideas y tú tienes que demostrar que realmente
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sabes más que ellos para que te hagan caso
[…] (Extracto de la transcripción de la
entrevista).
Aquí, a través de sus vivencias, el sujeto
entrevistado nos describe una realidad imperante
sobre la idea del “ser hombre” que impone la
rivalidad y competitividad en busca de más éxito
y ms reconocimiento, a n de conrmarse como
superiores (Burin y Meler, 2000; Polaino, 2007, como
se citó en Lora del Águila, 2016, p. 12) y abandonar
el rol pasivo. Dice Hacker, (1992, como se citó en
Inda, 1996, p. 226) que “la masculinidad es para
los varones más importante que la feminidad para
las mujeres”. Por eso, a veces, ciertos prototipos
de lo varonil parecen maquetas que lindan con lo
grotesco, es decir, hombres unidimensionales a lo
Rambo.
12
E: «yo a trabajar y yo a traer dinero y yo a
juntarme con mujeres y yo a este... a tener
relación de eh, eh, eh con estar con muchas
mujeres» porque es lo que un hombre tiene
que mentalmente está preparado para
eso, ir a tomar y juntarse con una mujer este...
después a la mejor convencerla y que se vaya
a tener relaciones contigo, eso ya... como
que va pasando de moda [...] (Extracto de la
transcripción de la entrevista).
La frase “un hombre tiene que estar mentalmente
preparado para eso” denota lo naturalizado que está
el rol genérico en la identidad del varón y el discurso
del entrevistado, eliminando las particularidades
de los sujetos. “La adecuación al rol genérico ha
sido particularmente ejercida por los varones, que
confunden identidad personal con identidad de género”
(Inda, 1996, pp. 212-213). Entre otras formas, los
hombres refuerzan su virilidad a través de su rol activo
en las relaciones sexuales, a costa de la pasividad sexual
femenina (Fernández, 1993). El hombre activo que
coquetea y depreda a las mujeres es una idea asociada a
la masculinidad y que se logró encontrar en el discurso
del entrevistado.
Familia
Según Burin (1998), el hombre desempeña dos
roles en la sociedad, por lo que tiene dos fuentes de
satisfacción alternas: la familia y el trabajo.
¿Y tu papá cómo era?
E: Mi papá muy trabajador, mi papá era,
pues el centro de la familia, él trabajaba, tenía
varios, varios trabajos para ayudar a solventar
los gastos de la casa […] (Extracto de la
transcripción de la entrevista).
Al padre, al ser considerado como el centro y jefe
de la familia a lo largo de la historia, se le atribuyen
responsabilidades sobre quienes dependen de él, y
se instaura la idea del padre como el proveedor. El
“ideal de trabajo” es constitutivo de la subjetividad
masculina (Burin y Meler, 1998, p. 76). En la “acción
y el límite del esfuerzo se funda una virilidad”,
que es confundida con masculinidad (Inda, 1996,
p. 222), y se coloca a la productividad y el trabajo
como el incentivo de vida de los hombres (Lamas,
2015).
R: […] ¿Podrías contarnos un poco sobre
cómo era la dinámica en tu casa, cuando eras
pequeño?
E: Cuando era pequeño, pues muy bien, yo
tuve la suerte de tener, eh, todavía eh la época
de que tenía, había mu… muchos valores
en la casa, siempre estuvo con nosotros mi
mamá, y mi papá, nunca que me acuerde yo
que yo haya llegado de la escuela y no haya
habido alguien, estem mi mamá, siempre
estaba, siempre hubo que comer […] todos
12
Nos referimos a la célebre película dirigida y protagonizada por
Sylvester Stallone en 1982, donde se fetichiza la gura de un hombre
hiper masculinizado, musculoso, violento, carente de emociones,
rudo, etc.
70
El papEl dE la división sExual dEl trabajo En la construcción dEl génEro masculino - rEgina Esparza QuEsada,
oscar andrés grijalva loya, maría josé maldonado dE la cruz, ximEna rEyEs-martínEz,
daniEl zahid sandoval núñEz y maylEth alEjandra zamora EchEgollEn
División sexual del trabajo
O: Eh... ¿tú entonces cómo entiendes, ¿cuál
es el papel de la mujer y cuál es el papel del
hombre?
E: No pues para mí... no hay más... desde el
principio así fue creado el hombre y la mujer,
cada quien con sus eh... tareas que... que fueron
puestas, a lo mejor y... tiene uno que entender
que las mujeres quieren desarrollarse más y
hay que apoyarlas, no puedes cortar la... la
libertad de una persona por tus creencias […]
(Extracto de la transcripción de la entrevista).
La idea de que el hombre y la mujer nacen con
ciertas tareas es un pensamiento fundamentado en
el paradigma de las décadas de los 40 y 50, donde
las explicaciones del género basadas en la biología
eran imperantes (Conway, Bourque y Scott, 1996).
Según Parsons (citado en Conway, Bourque y
Scott, 1996, p. 22) “la división fundamental entre
el comportamiento instrumental de los hombres
y el expresivo de las mujeres trascendía los límites
de las clases y las culturas nacionales”. Dicha
naturalización del género deviene en la creencia de
que hay actividades exclusivas para hombres y para
mujeres. Retomando lo que escribe Lévi-Strauss
(1975) la división sexual del trabajo corresponde
más a consideraciones sociales y culturales que a
consideraciones biológicas, y si bien es importante
situar la universalidad que existe en la repartición
de trabajos acorde a los sexos, el autor expone que
es a partir de consideraciones culturales donde se
debiera jar el anlisis de la manera en que son
repartidas dichas tareas, además plantea que es
“la articialidad que reina en la organización de
la familia donde se nutre esta división sexual del
trabajo” (pp. 31-32 ).
nos respetábamos, respetábamos mucho a la
familia, a papás, mamás, abuelos, tíos, siempre
teníamos mucha, este, respeto por ellos, no
necesitábamos que nos, este… llamaran la
atención, a mí que yo me acuerde, nunca,
nunca en la vida mi mamá ni mi papá me
dieron un golpe, nunca me, todo fue hablado
y bien, o sea que una va eh reaccionando
según como van las cosas en la casa, gracias
a esa, a esa educación fue que mis hermanos
como yo vivimos una vida muy bien ahora,
este, con mucha solvencia económica porque
nos gustó trabajar, y estem… es la base de eso
fue la unión familiar, que nunca nos dejaron
nuestros papás ni un momento (Extracto de
la transcripción de la entrevista).
Se logra ver que el entrevistado adjudica los valores
y las características necesarias para responder en
la sociedad a la educación que le impartieron sus
padres tanto a él como a sus hermanos. Se vuelve
así necesario hacer alusión a lo que Burin y Meler
(1998) dan cuenta sobre “la familia nuclear como
la embajadora de las funciones relacionales y
personales del sujeto” como “la esfera personal e
íntima de la sociedad que cumple con la ampliación
de las funciones emocionales y constitutivas de la
subjetividad y el discurso” (pp. 75-76). En contraste
con el papel de su padre como embajador de las
funciones que ejecuta el varón y la constitución
de su familia con todas las características de
una familia nuclear, se puede inferir que el
entrevistado construye un discurso sobre el trabajo
y el ser productivo que, si bien corresponde a su
identicación con lo masculino -como lo explican
Burin y Meler (1998) “es aanzado por las funciones
que desempeñó su familia en su crecimiento” (pp.
79).
71
universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
denen por ser trabajadores, proveedores de dinero
y “mujeriegos”, entre muchas otras características
que no se mencionan en este fragmento de su
discurso. Sin embargo, este último comentario
“como que va pasando de moda”, vislumbra que,
dentro de su subjetividad, hay una resignicación
sobre los mandatos de lo masculino y femenino que
le permite cuestionar las concepciones tradicionales
respecto a la división sexual del trabajo.
R: No, mmm ¿consideras que el identicarte
como hombre, te ha impuesto algunas
condiciones a lo largo de tu vida sobre cómo
tendría que ser tu trabajo?
E: Pues no, yo creo que tú lo, tú lo buscas,
tú sabes... tú cómo de acuerdo a cómo te has
vivido tu vida, tú sabes si te vas a ir a buscar
un trabajo, no necesariamente tienes que irte a
buscar un trabajo de hombre... según porqué
no, no hay ya es más difícil puedes ser una...
un ser masculino, ser hombre y dedicarte por
ejemplo a peluquero y no por ser peluquero
vas a ser dejar de ser hombre o te vas a
comparar a ser más mujer que hombre, no,
si tú eres hombre y te dedicas a algo propio
de una mujer no vas a perder la masculinidad,
siempre y cuando tú la impongas como es, no,
no que después te dejes llevar […] (Extracto
de la transcripción de la entrevista).
Es interesante observar cómo a pesar de que el
entrevistado no cree que hoy en día haya actividades
exclusivas para hombres o mujeres, sí asocia
naturalmente ciertas profesiones y conceptos a
lo que es masculino o femenino. Por ejemplo, la
asociación del ocio de peluquera al campo de la
femineidad en relación con que son las mujeres
quienes comúnmente, se cree, están más inclinadas
por el cuidado de la imagen personal. Podemos
observar a través de este análisis cómo mediante el
género, entendido como “la red de creencias, rasgos
de personalidad, actitudes, valores, conductas y
A raíz de estas distinciones es instaurada la
división sexual del trabajo, en que los hombres son
posicionados en la esfera pública, y les es asignado
el papel de proveedor de la casa; mientras que
las mujeres, desde la esfera privada, se vuelven
responsables del trabajo doméstico y de los hijos.
A pesar de que el entrevistado reexiona sobre los
roles de género establecidos por esta división de
tareas que ejercen violencia sistemática y coartan
la libertad de los individuos, entre su discurso se
aprecia que en su subjetividad aún se encuentra
muy arraigada la naturalización de la división sexual
del trabajo; producto de las complejas interacciones
dentro del sistema social en que se desenvuelve
(Conway, Bourque y Scott, 1996). Sin embargo,
se aprecia un cuestionamiento a las premisas de la
división sexual del trabajo.
E: Todo tiene su... su complemento, su igual,
ya no es tan sencillo separar las actividades de
los hombres y de las mujeres, antes si separaba
muy fácil, «tú a tú cocina, tú a tú casa, tu
planchar y lavar y eso» y «yo a trabajar y yo
a traer dinero y yo a juntarme con mujeres
y yo a este... a tener relación de eh, eh, eh
con estar con muchas mujeres» […] como
que va pasando de moda […] (Extracto de la
transcripción de la entrevista).
Si bien el sujeto entrevistado cuestiona la división
de tareas con base en los roles de género, en su
discurso se remarca que en su subjetividad están
fuertemente instauradas las distinciones de los
roles de género y las actividades que son asociadas
a hombres o mujeres dentro de la familia. Dentro
de su discurso, observamos las exigencias de
las signicaciones sociales hacia las mujeres
para cumplir con su rol doméstico y maternal
(Fernández, 1993); así como la prevalencia de la
premisa de género que dicta que los hombres se
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de un amplio espectro de instituciones económicas,
sociales, políticas y religiosas”.
Esta adecuación e introyección de las
premisas de género construidas alrededor de la
división sexual del trabajo se logran entender según
Braunstein (1979) a partir de la adecuación del
sujeto y su discurso a un condicionamiento socio
histórico que, por su parte, las autoras Burin y
Meler (1998) daban cuenta al hablar de la subjetividad
sexuada.
Para el análisis del material de la entrevista se
utilizó la técnica de interpretación por signicado;
en donde él o la intérprete debe ir “más allá” de
lo que se dice directamente en el discurso para
concebir estructuras y relaciones de signicado
que no son aparentes de modo inmediato en un
texto. Se basa en el método hermenéutico de
interpretación de textos, por lo que implica una
explicación de los principios generales que se han
encontrado en cierto párrafo o en el discurso que
son considerados como útiles para el propio análisis.
La interpretación del signicado de los textos de
entrevista va más allá de una estructuración de los
contenidos maniestos de lo que se dice, hacia
interpretaciones más profundas y críticas del texto.
Para interpretaciones profundas y críticas del
signicado, son ventajosas las descripciones ricas y
matizadas en las entrevistas, así como las preguntas
interpretativas críticas durante la entrevista (Kvale,
2008).
Para realizar el análisis a partir de la
interpretación por signicado, se usaron las
categorías teóricas para dividir cada aspecto a analizar
de acuerdo con una categora en especco y lograr
la comprensión de este. Las categorías teóricas que
empleamos son: género, sistemas de género, familia,
actividades que diferencian a hombres y mujeres”
(Burin y Meler 2004, como se citó en Schongut-
Grollmus, 2012, p. 37) se naturalizan algunas
prácticas sociales como los trabajos, profesiones
y/o actividades. Esperando que las mujeres se
dediquen a lo que est socialmente denido a lo
femenino y los hombres a lo socialmente denido
a lo masculino y aun actualmente es mal visto que,
por ejemplo, una mujer sea mecánica, ya que es un
trabajo socialmente denido a lo masculino.
R: Bueno... y siguiendo con estas preguntas
este... ¿Tú te consideras masculino?
¿Consideras que eres un hombre masculino?
E: Si, si, porque respeto... respeto... mi
masculinidad... y respeto a las, a las mujeres
como son... las respeto, nunca les cómo... a
lo mejor suena redundante, no les faltó al
respeto, siempre tengo a la mujer como lo que
es, no... no... claro que siempre decimos “no
las mujeres son así, así son muy necias, son
muy positivas” pues sí, pero, cada quien tiene
su manera de ser por... porque así es la... pues
así es tanto lo masculino como lo femenino,
así son las cosas (Extracto de la transcripción
de la entrevista).
Observamos entre líneas del discurso del
entrevistado la cristalización de estas asociaciones
de ideas respecto a lo masculino o lo femenino,
que han penetrado en su propia subjetividad. Esta
naturalización de los roles y tareas que se inscriben
en lo masculino y femenino se percibe dentro del
discurso del entrevistado y se hace legítima en su
subjetividad de acuerdo al proceso que describen
Conway, Bourque y Scott (1987, p. 23): “La
producción de formas culturalmente apropiadas
respecto al comportamiento de los hombres y las
mujeres, es una función central de la autoridad
social y está mediada por la compleja interacción
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universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
asignadas por medio de instituciones sociales
como la familia. Burin y Meler (1998) al hablar
de la familia nuclear como aanzadora de ciertas
características de la masculinidad, dan cuenta de
que lo productivo, lo individualista y la rivalidad
en el espectro de la masculinidad son propios de
una construcción sociohistórica que responde a un
ámbito cultural más que a algo biológico.
Los autores Conway, Bourque y Scott (1996)
completan este planteamiento al decir que la idea
que establece que el hombre y la mujer nacen con
ciertas tareas y características es un pensamiento
fundamentado en el paradigma de las décadas de
los 40 y 50, donde las explicaciones del género
basadas en la biología eran imperantes, así podría
entenderse la manera en que el sujeto entrevistado
visualiza ciertas características y papeles como algo
natural o innato de la masculinidad.
Asimismo, aparecen los sistemas de género
como un factor que interpela en la subjetividad
del entrevistado, y que encuentra un punto de
denotación en la adjudicación de ciertos papeles
para el hombre y la mujer en torno a la división
sexual del trabajo. Adjudicación que el entrevistado
a naturalizado y sobre la cual identica los rasgos
de la masculinidad para aquellas tareas que ocupan
fuerza y destreza.
CONCLUSIONES
Marta Lamas (2013) menciona que la aparición de
nuevos estudios alrededor del género da cuenta del
dinamismo que ha existido a lo largo de la historia
en la visualización de aquellas adscripciones que
tanto la masculinidad como la feminidad han
sido parte. Si bien ha existido una transformación
y cuestionamiento sobre aquellas funciones,
territorios y trabajos que antes se consideraban
parte de uno u otro sexo, es la persistencia de
división sexual del trabajo y masculinidad. Dentro
del discurso del entrevistado se logran destacar dos
puntos esenciales que engloban las características
de la construcción masculina a partir de la división
sexual del trabajo. El primero corresponde a lo
que las autoras Burin y Meler (1998) denen como
“subjetividad sexuada” y el segundo contrasta con
lo que Bleichmar (1985, p. 44) plantea acerca de
los sistemas de signicaciones alrededor del género
fundamentados desde la biología y naturalizados en
la subjetividad masculina.
Desde la infancia del sujeto se presentaron
dinámicas en la familia que, si bien le permitieron
tener cierta reexividad sobre los cuestionamientos
del rol de género, por ejemplo, al ver que su
madre trabajaba además de ser embajadora de las
funciones maternas en el hogar, hicieron resonancia
en su discurso a partir de las características tanto
masculinas y femeninas que relucían en la ejecución
de los trabajos y tareas que realizaban tanto su
padre como su madre.
De esta manera, el ideal de la masculinidad
inscrita a la división sexual del trabajo, nutrió
aquellas ideas suyas sobre el hombre trabajador,
productivo, protector, que da la cara, que hace valer
su palabra y se hace respetar en la sociedad. Ideas
que el entrevistado considera como características
innatas al ser masculino y que pueden observarse
en paralelo con el ideal de la familia como un
núcleo de perfección e intimidad donde el sujeto
adquiere todas las características necesarias que den
fundamento a su discurso.
Esta relación contrasta con el concepto de
género que denen Burin y Meler (2004, como se
citó en Schongut-Grollmus (2012) al plantearlo
como “la red de creencias, rasgos de personalidad,
actitudes, valores, conductas y actividades que
diferencian a hombres y mujeres” (p. 37). Dichas
características son socialmente construidas y
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El papEl dE la división sExual dEl trabajo En la construcción dEl génEro masculino - rEgina Esparza QuEsada,
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daniEl zahid sandoval núñEz y maylEth alEjandra zamora EchEgollEn
aquellos rasgos detrás de la adjudicación de
éstos que arroja luz a la manera en que el sujeto
es sometido a las premisas de género construidas
sociohistóricamente y que además se han legitimado
por las instituciones.
Si bien, no se ahondó sobre el papel de
las instituciones como la escuela o las empresas
donde el sujeto laboró, se pudo identicar que la
institución de la familia fungió un papel importante
en la instauración de aquellos aspectos que dan
fundamento a la división sexual del trabajo.
De este modo, se hace vigente el
planteamiento de Claude Lévi-Strauss (1975)
que señala como rasgo primordial existente en
todos los tipos de familia a la división sexual del
trabajo. Al ver la familia como un grupo basado en
la dependencia de ambos sexos, la realización de
tareas para cumplir con este rasgo conlleva a pensar
a qué tipo de tareas se adscribe la masculinidad.
En ese sentido, las ideas que constituyen la
identidad masculina se instauran en la identidad
de los sujetos varones a través de las redes de
signicaciones que conforman el imaginario
social, entendido por Fernández (1993) como “los
universos de signicaciones imaginarias sociales
operan como organizadores de sentido de los
actos humanos” (p. 243) de nuestra cultura. Estas
signicaciones, entendidas como producciones de
sentido organizador, se transmiten a los individuos
desde su nacimiento, cuando se les adjudica un
género y posteriormente con la instauración del
núcleo de identidad de género (Bleichmar, 1985).
Dicho de otro modo, en la infancia los niños
aprenden a distinguir las actividades y características
propias de los roles de género masculino o
femenino, tanto en el entorno familiar, con el
ejemplo de guras paternas y maternas; como en
el entorno social.
La división sexual del trabajo da cuenta
de estas distinciones entre lo que conguran los
sistemas de género, y en concordancia, organiza
las actividades económicas indispensables para la
supervivencia conyugal y en familia, estableciendo
la dependencia entre los sexos (Lévi-Strauss, 1975).
Así, la necesidad de ser exitoso y competitivo y
la capacidad de control completo e impenetrabilidad
sobre las emociones (Burin y Meler, 2000; Polaino,
2007, como se citó en Lora del Águila, 2016), así
como el ideal de trabajo, que es “constitutivo de
la subjetividad masculina” (Burin y Meler, 1998,
p. 76) son clave para el posicionamiento histórico
del hombre en la esfera pública, donde residen
sus deberes de acuerdo con los mandatos de la
división sexual del trabajo en nuestra cultura. Por
el contrario, las mujeres son relegadas a la esfera
privada, y su condición de mujeres se reduce al rol
doméstico, maternal y conyugal (Fernández, 1993).
Por ende, a través de esta investigación se
cumplió el objetivo de analizar y comprender
el papel de la división sexual del trabajo en la
conformación de la identidad masculina; se ha
identicado cómo es que el papel de trabajador
empedernido, impuesto al hombre a través de la
división sexual del trabajo, es pieza clave del ideal
de identidad masculina en el imaginario social, ya
que es la más pura expresión de las características
adjudicadas culturalmente a lo varonil.
Esta investigación da cuenta del discurso que
se ha construido alrededor de la división sexual del
trabajo, además, deja en claro que la instauración
de los aspectos y características adheridas a lo
masculino en el orden psíquico del sujeto provienen
desde las prácticas cotidianas en el hogar, el trabajo
y diferentes deberes en los que ocurre esta división
sexual para la realización de tareas.
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A la vez, presenta de manera clara que aquellas
premisas acerca de la productividad, cumplimiento
y responsabilidad del hombre en cuanto a su
trabajo son puntos de consideración al momento
de analizar aspectos como: sus ideas de realización
personal, la manera en que se desenvuelven con sus
pares tanto en su trabajo como en la cotidianidad,
su ideal de ser-protector, sus ideas referentes al
lugar del hombre en la familia y el reforzamiento
del mito hombre=fuerza, aguante, soporte,
sacricio. Dejando a la luz que existe un proceso de
desubjetivación como ocurre en el sujeto femenino
al vérsele sólo como productora de hijos y orillada al
cuidado personal, nutricional y emocional de estos,
pero no de la misma manera. En el caso del sujeto
masculino, este proceso lo orilla a percibirse como
productor, proveedor, cuidador, defensor, como
alguien fuerte y resistente al grado de congurar
e introyectar las premisas de su género para
sentirse triunfador por ser ejecutor de las mismas,
reforzando así el discurso de la competitividad y
productividad del hombre.
Mientras la mujer ha sido orillada a ocupar
un lugar de sumisión, dependencia y producción
de hijos, el hombre ha respondido a la calidad
de omnipotente desde lo simbólico de Dios, de
empleador de fuerza e individualista y productivo.
Son estas inscripciones de la masculinidad las
mismas que dan sustento a la lógica racional y
económica de la que el hombre encuentra partida
y resonancia con sus iguales masculinos para
reproducir el discurso.
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