Las nuevas tecnologías

de la información y

su influencia en el campo

de la psicología

Resumen

La psicología moderna demuestra haber superado la mayoría de los problemas que hoy día enfrentan los psicólogos: estudio del alma, la realidad, la naturaleza, el universo, la ciencia, el hombre, la sociedad, etcétera; estos han sido tratados con anterioridad por los filósofos Platón, Aristóteles, Descartes y Hume. Mientras tanto, los estudios de notables investigadores como E. H. Weber, H. Von Helmholz y G. Fechner, quienes instauraron métodos experimentales innovadores en cuanto a psicofísica, permitiendo impulsar a la psicología como ciencia en 1879.

Palabras clave:

psicología, ciencia, realidad, hombre.

Abstract

Modern psychology proves to have overcome most of the problems faced by psychologists today:

1 Universidad de Oriente Cancún. Consultoría de Investigación y Ciencias Sociales. Estudiante de Psicología. kore_92e@hotmail.com

Diego Efraín

López Herrera1

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study of the soul, reality, nature, the universe, science, man, society, et cetera; these have been treated previously by the philosophers Plato, Aristotle, Descartes and Hume. Meanwhile, the studies of notable researchers such as E. H. Weber, H. Von Helmholz and G. Fechner, who established innovative experimental methods in psychophysics, allowing to push psychology as a science in 1879.

Key words:

Psychology, Science, Reality, Man.

Fecha de recepción:

20-enero-2018

Fecha de aceptación:

10-noviembre-2018

Introducción

Durante la última veintena del siglo XIX, las investigaciones sobre el método introspectivo enfocado al estudio y análisis de la consciencia de W. Wundt, incluyeron una dimensión científica a la especulación filosófica del cómo el hombre piensa y procesa la información mediante su participación con su entorno. Asimismo, Wundt y E. Titchener, con sus estudios sobre la estructura de la mente –psicología estructuralista–, dieron oportunidad a investigaciones relacionadas a descubrir los usos y funciones de la mente, como W. James y los funcionalistas; mientras tanto, S. Freud describe y estudia los procesos invisibles de la mente –aquello inconsciente–, desarrolla la teoría, el método y la técnica psicoanalítica, la cual se contrapone a las anteriores aproximaciones. Sin em bargo, J. B. Watson sostenía que una psicología científica debe concentrar sus esfuerzos en la conducta observable de forma exclusiva, y su medición debe ser objetiva.

En 1912, un grupo de psicólogos alemanes llamados gestaltistas proponían el estudio de cómo la mente reconstruye la información en todos los patrones y configuraciones a través de la percepción.

Las contribuciones al estudio de la percepción, el aprendizaje, el pensamiento y la solución de problemas fueron a cargo de M. Wertheimer, junto con W. Köhler y K. Koffka. Sus publicaciones dieron parte a la formación de la Psicología Cognitiva, responsable en explicar cómo se lleva a cabo el proceso mental al recibir información activa. En relación con ello, la Psicología humanista actual respalda el estudio del individuo como ser humano único y total en constante desarrollo.

Estas corrientes metodológicas –divisiones psicológicas– se enfocaron en establecer un saber holístico y totalizador; no obstante, algunas de estas propuestas psicológicas forman parte de ese conjunto de datos y materiales únicos que dan forma a la ciencia psicológica. De este modo, los variados métodos empleados por los psicólogos reflejan sus orígenes. Por su parte, la psicología experimental se fundamenta en el método científico para sentar los principios relacionales entre una o varias variables. La observación sistemática, mientras tanto, estudia a los individuos en el exterior del laboratorio. El método clínico tiene la finalidad de entender al sujeto como un ente individual y personal. Las encuestas y los tests, son estrategias útiles para obtener información y escalas de las capacidades individuales y sociales de los sujetos. Así, la aportación de cada uno de estos antecedentes ha diseñado su método a través de técnicas específicas.

1. Desarrollo

Con base en lo expuesto, se puede afirmar: la ciencia, y su interacción con nuestra cotidianidad, se lleva a cabo mediante formas distintas. Los estudios realizados en cualquier área del conocimiento

alcanzan en algún momento impacto en nuestro modo de observar y participar en el contexto social, por más lejanos o abstractos que nos parezcan. Por consiguiente, la participación de la ciencia para contribuir a dar solución a demandas sociales, son nombradas como aplicaciones, para diferenciarlas de los estudios básicos. No obstante, la aplicación del conocimiento solo es posible en los niveles teórico y experimental de la ciencia. Debido a ello, Ribes y López indican: “En la medida en la que la ciencia, como modo analítico, procede mediante la descomposición de propiedades de los objetos concretos, desvinculándose de objetos y situaciones particulares como tales, no puede ser aplicada directamente como conocimiento tecnológico” (1985, p. 244). A partir de esto, es pertinente diferenciar el significado del uso de los conocimientos científicos básicos en los ámbitos sociales.

La finalidad de la ciencia como disciplina es analizar los eventos como objetos de estudio con base en planteamientos abstractos, sin interrumpir la continuidad relacional con dichos eventos. En este sentido: “La ciencia parte de los objetos, pero no los estudia ni los describe; abstrae propiedades de ellos y, en ese sentido, crea dimensiones de conocimiento que trascienden a su experiencia directa” (Ribes y López, p. 244). Lo anterior parte de la estructura lógica y conceptual, la cual se deriva en procedimientos de investigación regulados mediante métodos de comprobación, encargados de generalizar y representar vínculos, y así, aplicar de forma constante los supuestos a diferentes circunstancias. Rubinstein menciona:

Una nueva esfera científica adquiere carta de naturaleza con derecho a existencia cuando descubre o delimita un determinado círculo de fenómenos que se desarrollan o funcionan según leyes internas propias... Lo mismo ha sucedido con todas las disciplinas que se han elevado al nivel de ciencias (1974, p. 34).

Mientras tanto, emplear los conocimientos básicos de la ciencia, y adaptarlos a las necesidades sociales específicas, tiende a compatibilizar los elementos tecnológicos de otras disciplinas (multidisciplinares en la mayoría de los casos). Sobre dicha conceptualización, Ribes y López mencionan:

La tecnología proveniente de la ciencia tiene, por consiguiente, que ser elaborada como conocimiento sintético y sintetizador; sintético en la medida en que resulta de un proceso de revisión del conocimiento analítico a lo concreto y singular de los objetos particulares; sintetizador, en tanto la tecnología como conocimiento requiere de la integración situacional de aspectos únicos enmarcados en categorías generales (1985, p. 244).

Respecto a la psicología, como toda ciencia, se requiere para proponer soluciones a demandas sociales; es puntual mencionar lo siguiente: la mayor parte de las ocasiones, la petición a soluciones surge a partir de supuestos erróneos planteados por personas o grupos ajenos a esta disciplina, los cuales no tienen claro la finalidad de la psicología, su campo de acción y aquello que puede o no llevar a cabo. Por lo tanto, la aportación tecnológica de la psicología consiste en hacer análisis, evaluaciones, modificaciones y predicciones de conductas en estrecha interrelación con factores de aprendizaje experiencial, dentro de un contexto particular de intervención y participación (Albarrán, 1997). De esta manera, los niveles de logro dentro de su intervención se encuentran limitados al dominio expreso de las distintas variables involucradas, de esta manera, asegurar un control pleno de los eventos o su predicción absoluta no puede afirmarse.

Ribes y López comentan: “La ciencia no pretende reproducir (lo cual sería prácticamente imposible) los múltiples aspectos y transformaciones propias de los eventos incluidos en su objeto de estudio, sino representar, de una manera simple

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y general, algunos de sus rasgos fundamentales” (1985, p. 235). Así, la tecnología dentro de la disciplina psicológica es responsable de atender demandas sociales en las cuales se identifique como factor fundamental el comportamiento, y con ello, examinar y orientar las variables conocidas, cuya finalidad tiende a determinar de forma cuantitativa la probabilidad de interacción específica.

Asimismo, el vínculo entre la psicología y otras ciencias es la tecnología, responsable de crear conocimiento y traducir estos en beneficios para la sociedad. Dentro del rango interconductual

podemos identificar dos posturas en cuanto a justificación y delimitación de las áreas tecnológicas:

1) La especialización de los subsistemas para establecer los límites y correspondencias, entre la clasificación de los problemas y la manera de enfrentarlos, Kantor (1967) emplea los siguientes criterios para diferenciar y clasificar dichos conflictos:

a. Selección de eventos;

b. Énfasis en técnicas o investigación;

c. Maneras de interpretación, y Aplicación.

A partir de estos, los subsistemas aplicados presentan dos usos o funciones: verificación –instrumentos o medios generales para corroborar o verificar el sistema comprensivo de pertenencia– y explotación –cumplimiento de una demanda social a través de procedimientos específicos–, por ejemplo: la psicotecnología, la psicología educacional y la psicología clínica.

1) La diferencia entre la aplicación de la ciencia y la tecnología (subproducto de esta), y con ello marcar la diferencia, es que el conocimiento originado de la ciencia básica no puede ser aplicado de manera directa como conocimiento tecnológico, sin antes ser elaborado de modo sintético y sintetizador. De este modo, la actividad tecnológica consiste en identificar las dimensiones

psicológicas en aquellos conflictos prácticos, así como identificar la coincidencia de las situaciones psicológicas concretas sin descuidar la relación con la ciencia básica. Por lo tanto, no se considera realizable tener áreas tecnológicas especializadas, pero sí el reconocimiento de circunstancias de aplicación inter y multidisciplinarias.

Bajo cierto tipo de condiciones, la aplicación de la tecnología al proceso de enseñanza y el aprendizaje, mediante la utilización, manejo y manipulación de instrumentos electrónicos tales como computado-ras, tabletas, teléfonos inteligentes, entre otros, pueden suponer un suplemento muy efectivo para la instrucción y adquisición de conocimiento. Sin embargo, ¿cuál es este proceso?, ¿cómo lo llevamos a cabo?

Dar respuesta a las anteriores interrogantes, consiste en comprender el vínculo relacional de las Tecnologías de la Información (TIC), las cuales hacen referencia a las herramientas digitales a nuestro alcance: internet, redes sociales, software educativo, pintarrones interactivos, blogs, wiki, etcétera. La finalidad de dichas herramientas radica en facilitar el intercambio de información, la comunicación y la enseñanza.

La dificultad en el uso de las TIC en la mayor parte de ocasiones se ve reflejada por el desconocimiento por parte del especialista al implementarlas en su proceso de enseñanza, incluso dentro de su campo de acción profesional. De este modo, entendemos a las TIC como elementos curriculares, donde su funcionamiento se origina al interactuar con otros y, en consecuencia, su significado durante el proceso de enseñanza y aprendizaje será o no favorable a partir de las decisiones adoptadas respecto a los demás elementos. Asimismo, estas decisiones afectan al resto de los componentes del sistema.

Ahora bien, llevar a cabo la adecuada aplicación de las TIC en un entorno educativo y profesional, va más allá de la mera disponibilidad de las tecnologías y hace hincapié en su uso, para un empleo adecuado enfocado a facilitar el aprendizaje y la enseñanza. Así, surge el complemento de las TIC, conocida como las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC); instrumentos facilitadores del aprendizaje y la difusión del conocimiento, vistas como herramientas para la realización de tareas para el análisis de la realidad que el individuo vive dentro de su entorno de participación, y las cuales propician el aprendizaje a partir de conocer las herramientas TIC a nuestra disposición. En ellas, los usuarios interactúan y colaboran entre sí dentro de un espacio virtual como creadores de contenido en una comunidad del conocimiento (con la Web 2.0); por lo tanto, su utilización va más allá de comunicar o divulgar conocimiento. Ahora, su propósito es generar tendencias, influir, incidir y proponer, nuevas maneras de facilitar y percibir las experiencias de aprendizaje, por ejemplo: GoConqr, GeoGebra, Descartes 2.0, los MOOC, entre otros.

La herramienta encargada de complementar este proceso se denomina Tecnología para el Empoderamiento y la Participación (TEP), la cual se enfoca a crear tendencias y transformar el entorno, además de comunicar. A partir del nivel individual, promueve la autodeterminación y la adquisición real de valores personales, y así, define objetivos de incidencia social y autorrealización.

Aunado a lo anterior, el manejo adecuado de las TIC y las TAC, incentiva la creatividad y aumenta las habilidades multitarea de discentes dentro de nuestro campo de formación en un sentido; en otro, permite atención y monitoreo permanente de nuestros pacientes durante el desempeño profesional. En este aprendizaje aumentado, los educandos y pacientes, de forma proactiva, autónoma, autodidacta y motivados

por su curiosidad hacia el aprendizaje continuo, aprenden de sus experiencias a través del manejo de internet, aplicaciones, investigación, consulta de contenidos y comunicación permanente en redes de conocimiento. Además, su implementación en el ejercicio profesional se enfoca a propiciar la participación y colaboración de docentes, discentes y pacientes, situados estos en distintos espacios y tiempos. De este modo, el aprendizaje adquiere una dimensión social, al implicar determinado grupo de la comunidad y ser capaz de interactuar, mantener participación, innovar, proponer y construir conocimientos nuevos. Desde aquí, la tecnología presenta un papel protagónico mediador en la cotidianidad social.

2. Psicología y su relación con la tecnología

Iniciar nuestra participación a partir de la perspectiva interconductual para el uso del término “aplicación”, como herramienta en el campo profesional de la psicología, puede generar confusión si tratamos de hacer énfasis en las desigualdades con la psicología aplicable; en este sentido, Ribes y López (1985) identifican dos opciones para canalizar la aplicación del conocimiento psicológico, claro está, si se concuerda en que no puede haber psicología “aplicada” en sentido estricto, sino más bien una psicología aplicable. Una es la ya fundamentada integración multi-interdisciplinaria mediante profesiones con un desempeño social determinado. La segunda, se lleva a cabo a través de una práctica desprofesionalizada; es decir, como una práctica realizada y regulada por los participantes que intervienen en la relación mediadora de contingencias constituida como circunstancia situacional de un problema, por esta razón será necesario la utilización de otro término para lograr esta distinción.

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Utilizar el término intervención para nombrar la aplicabilidad del conocimiento básico psicológico en presencia de requerimientos sociales –psicología aplicable–, permite diferenciarlo del término aplicación. Por lo tanto, incluir una definición a la intervención tecnológica de la psicología correspondería: adaptabilidad y adecuación del conocimiento básico, cuyo propósito consiste en transformar condiciones particulares denominadas demandas sociales, por medio de un conjunto de acciones cuya finalidad persigue el conocimiento analítico en procedimientos específicos (Ruiz Martínez, 2018).

Esta distinción permite crear de forma correcta el objetivo de la participación del psicólogo para proponer soluciones a demandas sociales, mediante la utilización de procedimientos de intervención, asociados y modificados a partir de la ciencia básica. Estos procedimientos de intervención asociados con la ciencia básica, así como la no contradicción de sus fundamentos durante la realización de una intervención tecnológica, permiten un interés en:

1. Los organismos, en su participación individual y relacional con otros organismos cuando forman parte del ámbito propio de una actividad.

2. El individuo, su conducta, interacción y participación con su entorno; así como su contexto social y cultural.

3. El punto de intervención representado por los elementos participantes en tal convivencia, de modo particular, aquellos repertorios de interacción personal.

4. Plantear como objeto de intervención cada uno de los elementos del entorno siempre y cuando se logren diferenciar sus limitaciones, el objetivo de su participación y las restricciones de sus efectos.

5. Comprender el relativo control que se posee de objetos, eventos y otros

individuos, y de la estabilidad general de su entorno. Las participaciones (conducta) del individuo (manera de participar dentro de su contexto relacional) y los aspectos que podemos analizar, evaluar, modificar o predecir con mayor seguridad.

6. La influencia, en parte, de las características temporales, espaciales y convencionales, de los diferentes contextos y procesos, que incidirán en la conformación de los procedimientos de operación tecnológica; sin alterar sus fundamentos.

7. Los resultados subsecuentes o derivados de la intervención en cada uno de sus niveles, no inciden en la propia actividad de la ciencia básica, pues estos no determinarán la toma de decisiones relativas; el individuo o el grupo social demandante del servicio es y será el responsable de tomar las decisiones acompañado con la asesoría del psicólogo.

8. La participación multidisciplinaria de la psicología como intervención tecnológica en los diferentes entornos sociales, establece juicios en relación con la propia ciencia básica, y de forma posterior en función de otras disciplinas y su contexto.

3. La intervención de las TIC en psicología

El esplendor de las nuevas tecnologías es una realidad palpable y sin duda se puede afirmar: sus avances han mejorado nuestra calidad de vida. De forma práctica, las TIC están presentes en todos los ámbitos de nuestra cotidianidad. Desde la psicología, las TIC se aplican en el ámbito experimental, social, psicométrico, clínico, educativo (Bornas et al., 2002), y hasta el momento, se pueden encontrar a lo largo de la incursión de ordenadores personales, la televisión inteligente, las agendas PDA (Evernote), el teléfono móvil

(mensajes de texto, WhatsApp, Hangouts, entre otras), internet (Facebook, Instagram, Twitter, Messenger, Skype, etcétera), la realidad virtual (RV) y la realidad aumentada (RA).

Dentro del campo de la psicología clínica, el desarrollo de algunos sistemas TIC va en aumento, y su objetivo es ofrecer al paciente alcanzar un mejor estado de salud, monitorizar situaciones maladaptativas, y proporcionar a los profesionales de la salud el logro de esta compleja actividad. De este modo, los avances generados en este campo ofrecen total beneficio a la psicología clínica como disciplina y, sobre todo, redundan en una mejor atención al usuario final.

Realidad Virtual (RV). Permite interactuar con cualquier objeto o crear un ciberespacio; es la sensación vivida del usuario ante un entorno gráfico creado por computadora, cuya interacción dentro de este ambiente virtual se lleva a cabo en tiempo real. Burdea (1993) define a la realidad virtual la realidad virtual es una compleja interfaz de usuario que engloba simulaciones e interacciones en tiempo real a través de múltiples canales sensoriales. Estas modalidades sensoriales son visuales, auditivas, táctiles, olfativas, etcétera.

Realidad Aumentada (RA). Introduce elementos virtuales en el mundo real; con ello, genera objetos, seres, contextos, imágenes y textos virtuales, mediante computadora. Dichos objetos pueden superponerse o incluirse en el mundo real. Con el uso de esta herramienta, el usuario dentro de su entorno real logra percibir elementos virtuales mediante la implementación de varias cámaras distribuidas en espacios definidos.

El propósito de la RA es superponer en el

mundo real elementos virtuales y así, proporcionar información adicional y relevante a la imagen final visualizada por el usuario del sistema,

con la finalidad de brindar ayuda. Dicha información adicional debe ser útil para él.

Telepsicología. A la inclusión de internet en la psicología clínica se denomina Telesalud. Este término fue asignado por Standing Committee of Family and Community Affairs (1997), cuya definición consiste en la provisión de salud a distancia. Su característica principal es la distancia existente entre el servicio y el usuario, así como utilizar herramientas TIC para facilitar esta interacción (Banshur, 1995). Dentro de este campo de aplicabilidad tecnológica, la telemedicina, telepsiquiatría o telepsicología, son disciplinas relacionadas. Estas últimas han sido definidas como el uso de la tecnología de las telecomunicaciones para mantener contacto flexible entre pacientes y profesionales de la salud. Su propósito es posibilitar un diagnóstico efectivo, propiciar educación, tratamiento, consultas, transmisión y almacenamiento de datos médicos del paciente, investigación y otras actividades vinculadas con los cuidados de la salud (Brown, 1998).

Existen en red una serie de aplicaciones y

programas de telepsicología desarrollados para propiciar mejores soluciones a problemas de trastornos de la personalidad, por ejemplo, depresión, ansiedad, fobias y miedos (Carlbring y Andersson, 2006); este campo se ha logrado desarrollar a tal grado de que ya hay quienes han incursionado en trabajos donde se analizan ventajas, dificultades y problemas, los cuales suponen las intervenciones proporcionadas por aquellos servicios psicológicos a través de internet (Zabinski et al., 2003).

Conclusión

La ciencia psicológica no debe dejar pasar la oportunidad de estar a la altura de la sociedad.

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Si la psicología quiere comprender al hombre contemporáneo, debe hacerlo desde los nuevos artilugios y herramientas que conforman su estilo de vida. Por esta razón, dentro del campo práctico de la psicología y su interacción con las herramientas tecnológicas, las relaciones de los TIC, TAC y TEP con la ciencia psicológica, pueden ofrecer una variedad de medios para conducir a los sujetos al autoaprendizaje y a su autorealización, además de facilitar la interacción, la prevención, promoción y tratamiento de la salud mental, incrementando así las posibilidades de acercar y orientar al cuidado de la salud mental de los individuos de la sociedad digitalizada.

Esto implica promover una nueva cultura tecnológica y científica, asumiéndonos como creadores e innovadores de la ya presente sociedad de la información. Los que ejercen la psicología desde la docencia y sus respectivos campos y enfoques: estudiantes, futuros psicólogos, no podemos seguir siendo espectadores pasivos de la poca contribución de artículos científicos acerca de los cambios sociales que provocan las innovaciones tecnológicas y su incorporación en la vida de cada individuo. Por lo tanto, urge que impulsemos una cultura que tome en cuenta la realidad científica y tecnológica como valor esencial, y no como mecanismo de “aplicación” acrítica, sino como una herramienta globalizadora de tanto poder.

REFERENCIAS

BIBLIOGRÁFICAS

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Bornas, X., Rodrigo, T. y Barceló, F. (2002). Las nuevas tecnologías en la terapia cognitivo-conductual: una revisión. Revista Internacional de Psicología Clínica y de la Salud, 2, 533-541.

Burdea, C. (1993). Virtual reality systems and applications. Electro ’93 Intemational Conference. New York, EUA: Edison.

Corbin, J. A. (2018). 12 herramientas tecnológicas y digitales para psicólogos. México. Psicología y Mente. Disponible en: https://psicologiaymente.net/psicologia/herramientas-tecnologicas-digitales-para-psicologos [Consultado 16 de marzo 2018].

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Ribes, E. (1990). Psicología general. México: Trillas.

Ribes, E. (1990b). Problemas conceptuales en el análisis del comportamiento humano. México: Trillas.

Ribes, E. y López, F. (1985). Teoría de la conducta. México: Trillas.

Rubinstein, S. L. (1974). El desarrollo de la psicología. Argentina: Grijalbo.

Ruiz Martínez, P. A. (2018). La Psicoterapia y los retos del siglo XXI. Conferencia presentada en el marco del 4to Congreso Nacional de Psicoterapia Cognitivo Conductual. Centro de Psicoterapia Cognitiva. México.