1 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor-Investigador. miguel_buap@hotmail.com
Vidas paralelas:
la economía y la
mafia del poder
en México
Resumen
El triunfo de López Obrador, en las elecciones de 2018, significó, en el imaginario colectivo, una especie de cambio de rumbo, tanto económico como político, para el país. Sin embargo, las decisiones tomadas por el presidente electo reflejan una contradicción con dicha interpretación: son el reflejo de la continuación en el poder de la misma mafia del poder a que se refería López Obrador durante su campaña.
Con la intención de evidenciar que el cambio de rumbo es posible, en este artículo se analiza la manera en que se dieron los cambios de modelo económico durante el siglo XX y su impacto en la sociedad, ello a través del seguimiento del desarrollo de la ciencia económica en el país, proceso en el que identificaron 3 etapas: una liberal con rasgos de capitalismo dependiente, una estructural cepalista con rasgos de economía mixta, y finalmente una neoliberal.
Juan
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Al considerar que cada una de ellas significó una revolución cultural: la primera el abandono de la propia, la segunda el reencuentro del mexicano con su identidad, negada por la conquista, y la tercera la construcción de una nueva, que a 36 años de distancia evidencia su fracaso; los autores demuestran que tal cambio de rumbo es posible, aunque las evidencias muestran que, por algún motivo u otro, el presidente se ha convertido en parte de la mafia del poder.
Palabras clave:
economía, liberalismo, estructural-cepalismo, neoliberalismo.
Abstract
The victory of López Obrador, in the elections of 2018, meant, in the collective imagination, a kind of change of direction, both economic and political, for the country. However, the decisions made by the president-elect reflect a contradiction with this interpretation: they reflect the continuation in the power of the same mafia referred by López Obrador during his electoral campaign.
With the intention of showing that the change of direction is possible, this article analyzes the way in which the changes in the economic model occurred during the 20th century and its impact on society, through the monitoring of the development of science economic activity in the country, a process in which they identified 3 stages: a liberal with features of dependent capitalism, a ECLAC structure with features of mixed economy, and finally a neoliberal economy.
Considering that each of them meant a cultural revolution: the first was the abandonment of culture, the second was that Mexicans regained their identity denied by the conquest and the third the construction of a new one, which at 36 years of distance evidences its failure; the authors show that such a change of course is possible, although the
evidence shows that, for some reason or another, the president has become part of the power mafia.
Key words:
Economy, Liberalism, ECLAC Structure, Neoliberalism
Fecha de recepción:
10-diciembre-2017
Fecha de aceptación:
15-octubre-2018
Introducción
Estudiar economía, y a los economistas, nos permite explicar el comportamiento de algunas variables económicas, su impacto en el país y la forma de su tratamiento; sin embargo, regularmente esto se hace de forma aislada, pues estudiar historia económica o teorías económicas nos permite observar los diversos tratamientos a las mismas variables a lo largo del tiempo; pero también la posibilidad de analizarlas desde vistas separada; además, falta la mirada de conjunto, la cual una pedagogía crítica y un docente que sea buen ejemplo de ella, debería proveer, pero ello pocas veces ocurre.
Lo antes dicho adquiere relevancia cuando desde el senado mexicano surge la propuesta de regular el cobro de comisiones bancarias, no eliminarlas, que además son necesarias, porque gran parte de las utilidades de los grupos bancarios, ninguno mexicano, se realizan en México, debido a la gran permisividad que ha existido desde la reprivatización y posterior extranjerización bancaria por parte del gobierno mexicano sobre dicho tema.
La respuesta del sistema bancario, que provocó una crisis de liquidez, alza en las tasas de interés, fuga de capitales y depreciación de la moneda, era esperada, junto al apoyo de organismos pro-empresariales; lo impredecible fue la respuesta
del mismo presidente electo y de la dirigente de Morena a nivel nacional, tomando partido por el sistema bancario, generándose un debate acerca de si se debe presentar la propuesta o no, llevando la delantera, por el apoyo citado, el de no hacerlo, pero generándose un cuestionamiento al nuevo gobierno y su compromiso con los pobres, llegando a catalogarse como la gran traición de López Obrador y su acercamiento con la mafia del poder.
En este contexto, destaca aún más la frase de Salinas (2018), uno de los economistas mexicanos más reconocidos y modelo por excelencia del tecnócrata, sobre la permanencia o la desaparición de la república por un sentimiento maquiavélico, y que merece ponerse en contexto pues, como todo lo que huele a salinismo, tiene sus intereses y sus intenciones, las cuales mantiene ocultas, como buen maquiavelista que es.
Indudablemente, su reaparición obedece a lo acontecido el primero de julio, y los riesgos que conlleva para el orden establecido, desde 1982 y que permanece vigente, a pesar de la alternancia del partido en el poder del año 2000, y que la propuesta en comento catapultó de manera exponencial.
1. Desarrollo
Las elecciones presidenciales del 2018 materializaron el arribo al poder de un partido político distinto a los tradicionales (PAN-PRI-PRD), pues MORENA logró el triunfo electoral, de la mano de López Obrador, quien después de dos intentos fallidos alcanzó finalmente la presidencia de México.
Las ofertas de campaña, que inclinaron la balanza a favor de López Obrador, fueron principalmente: combatir a las mafias del poder y poner en primer lugar a los pobres, lo cual pasaría por incrementar el gasto público sin aumentar los impuestos para lo que sería necesario elevar la eficiencia del sector público y combatir la corrupción construyendo un mejor futuro para el país, evitando invitar a la administración pública
a personas con antecedentes de enriquecimiento ilícito.
Esta propuesta implica abandonar el modelo neoliberal, pues desde la óptica lopezobradorista, su aplicación es la raíz de todos los males que asolan a la nación, e implementa uno nuevo, un proyecto alternativo de nación que busca la modernidad desde abajo, permitiendo un crecimiento económico horizontal, que generaría empleos, y que vaya acompañado de mayores apoyos sociales.
Una vez que empieza a tomar las riendas del poder, López Obrador debe enfrentar la disyuntiva a la que se refiere Salinas sobre la República, si recrearse o desaparecer. En este punto, podemos considerar que Salinas sigue pensando en la lógica con la que actuó cuando fue presidente: la neoliberal, y su intención es convencer a Obrador de que siga la misma línea (renacer), con el mensaje oculto –que embona a la perfección con el que algunos radicales habían empezado a difundir en redes sociales, trayendo a la mente el caso Colosio, y que Lorenzo Meyer pareciera tomar en serio (THEMEXICO.NEWS, 2018), de que, si no lo hace así, corre el riesgo de desaparecer.
La misma línea se observa en aquellos que catalogan, desde un inicio, cualquier pretensión de cambio como la crónica de un desastre anunciado, por el riesgo que conlleva para las oligarquías de México, y que es opuesta a quienes ven el inicio de la cuarta transformación histórica del país.
La segunda postura se observa en Álvaro Delgado quien señala: la decisión de “López Obrador, de separar el poder económico del poder político, (es) semejante a la hazaña de Benito Juárez de dividir el poder civil del poder eclesiástico” (2018, p. 6). Capitalizando, según Diego Valadés, la oportunidad histórica que los ha transformado de luchadores a (posibles) autores de la transformación de México, lo que, sin embargo, señala: no parece estar haciendo una observación que le mereció un linchamiento mediático (2018, p. 8).
Sin embargo, y a pesar de los riesgos, compete a los investigadores del fenómeno social, político y
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económico, con sus limitaciones y vicios, señalar qué tanto hay de cierto en dichas interpretaciones, para lo que es necesario cierta distancia, pero también cierta cercanía con ellos, y así estar en condiciones de poder identificar sus intereses, combustible que es, al final de cuentas, lo que mueve al motor social y define los momentos históricos (Pareto, 1980).
Un punto de partida para hacerlo es el reconocimiento de que el estado, mexicano o no, siempre ha estado vinculado a la sociedad, y, en consecuencia, a las actividades económicas, políticas, sociales, culturales, educativas, entre otras, y aunque se recomienda, en el ámbito político, que goce de una relativa autonomía, de una sana distancia respecto a los actores sociales, para tomar decisiones de la forma más neutral y objetiva posible, evitando, como dice Rousseau, la posible manipulación y desviación de sus fines, en realidad, dicha relación, en el transcurso del tiempo, se estrecha o agranda según la dinámica socio-política determinando el carácter de la intervención del estado en la sociedad (Hamilton, 1984).
Es este contexto de unión-separación, los fines que mueven a cada uno de sus actores, públicos, privados y sociales, el que da sentido, según su nivel de intervención, es la orientación de las políticas públicas (a favor o en contra de uno u otro sector social, obreros-empresarios, pobres-ricos) a lo largo del tiempo. En este punto es donde algunos ubican el quiebre, a partir del 1 de julio, con la forma tradicional de hacer política en México, que desde su perspectiva obedece al contexto intervencionista y neoliberal para ubicarla en una forma inédita para su diseño.
Un método propuesto para entender estas reorientaciones, ocurridas en México y América Latina, es el estudio de la evolución de la profesionalización de la economía en la región, en el entendido de que en ella encontraremos, como contenido de los programas de estudio, de los perfiles del profesorado, de sus contextos históricos, diferentes formas de tratar los
problemas o variables económicas, pues los economistas, en el gobierno o en organismos privados, según la teoría bajo la que fueron educados, propondrán si se amplía o reduce la masa monetaria, si aumenta o disminuye el nivel de endeudamiento, si sube o baja la tasa de interés, si se fomenta o no la inversión privada.
Acerca de la profesionalización y enseñanza de la economía en México, a grandes rasgos podemos decir que, durante el siglo XX, y lo que vamos del XXI, se pueden identificar 3 etapas: 1) antes de 1934, cuando existía un reducido grupo de economistas y para cubrir la demanda se tenían que importar; 2) de 1934 a 1982, cuando surge una escuela de pensamiento, estructural-cepalino, con un importante auge de escuelas y economistas latinoamericanos que sin embargo no llegan a dominar o monopolizar el campo profesional; 3) de 1982 al 2018, cuando se observa la norteamericanización de la economía, dominando la escuela neoliberal y cuando el economista domina el campo profesional, compartiendo consensos con otras disciplinas acerca de la necesidad de hacer reformas, con un control casi monopólico sobre las decisiones económicas y las políticas públicas.
Es en dichas etapas donde, hablando de transformaciones radicales, Verónica Montecinos encuentra las revoluciones culturales, pues cada una de ellas genera y es producto de una transformación de la disciplina y de la sociedad (1997, p. 351).
Entre los rasgos que definen la primera etapa, tenemos: un México agrícola, primario exportador, caciquil, machista, rural, analfabeto, a la que Cardoso (1989, p. 267) define como etapa de capitalismo dependiente o “desarrollo hacia afuera”, ya que el grupo dominante pensaba que la vinculación con el exterior provocaría los impulsos necesarios para desarrollar el país, que no podía hacerlo solo por la inexistencia de capitales nacionales, por la rigidez de los mercados, por la insuficiencia de crédito, por la alta carga impositiva, por la ineficiencia administrativa, y por la falta de
población preparada, de modo tal que del exterior tenían que venir los capitales, la tecnología y los hombres de empresa, tocando al gobierno crear las
Cuadro 1. Evolución de instituciones que ofertan Licenciatura en Economía y economistas
Fuente: elaboración propia, en base a datos tomados de Ahumada, Ivico y Butler, 2009.
Es durante la parte final de esta etapa (ver Cuadro 1) de entreguerras, dicen Rodríguez y Ávila (2000), que se crea la primera escuela de economía del país (1929), para afrontar la falta de profesionales en el área cuando estos tenían un papel importante a nivel mundial, tanto en Europa (Inglaterra, Francia y Alemania) como en Norteamérica (Estados Unidos), donde ya existía un pensamiento económico (el liberal) evidenciado en la creación, primero de la London School of economics en los años veinte, y de la Asociación Americana de Economía en 1929. En su primer año, la escuela de economía tuvo 118 alumnos, pero en el segundo solo se inscribieron 3.
condiciones necesarias (De la Peña, 1987, p. 163-164).
Los resultados de la misma fueron una modernización económica y social, el auge de las exportaciones, de la inversión externa y de la economía junto al fortalecimiento de la capacidad represiva del Estado, que la Revolución Mexicana y la gran depresión dejaron en suspenso hasta 1929 cuando, en el contexto de la crisis del liberalismo y de la reconstrucción nacional, se va a buscar hacer realidad los postulados de la revolución, impregnando los contenidos de los planes y programas de la nueva escuela de economía: un nacionalismo revolucionario orientado a la izquierda.
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Durante la segunda etapa (1934-1982) domina el pensamiento económico keynesiano-cepalino, que provoca un auge importante de escuelas y economistas latinoamericanos que, sin embargo, no llegan a monopolizar el campo profesional, dominado por abogados, egresados de escuelas públicas y orientados al ámbito político, pero que llegan a tener una participación importante en el Banco de México, Hacienda, Nacional Financiera, IMSS, Banca de desarrollo, y otros organismos del sector público y hasta en la política.
Las escuelas que ofertan economía pasaron de ser unas cuantas al inicio del periodo, a cerca de cincuenta al finalizar el mismo. La escuela de economía de la UNAM, bajo esta influencia, en 1935 se transformó en la escuela nacional de economía, mismo año en que se creó la carrera de economía en la Universidad de Guadalajara. En 1946 se fundó la carrera en el ITAM, primera institución privada en ofertarla; en 1957, se creó la carrera de economía en la UANL y en 1965 en la UAP.
Durante los setenta, casi todas las universidades públicas, y varias privadas, ofertan la carrera de economía; así, en 1975, la IBERO abre su escuela de economía. Todo ello se refleja en un alza en la matrícula producto de la demanda de economistas, especialmente por la expansión del sector público. Tal vez convenga hacer una precisión en el número de escuelas a inicios de los setentas (18) y de los ochentas (46), porque la crisis del modelo y su etapa, como veremos más adelante, inicia en los setentas y termina en los ochentas.
El modelo keynesiano-cepalino, también conocido como modelo de economía mixta, según Puga y Garrido (1990, p. 43-61), constituye un esquema de acumulación y un acuerdo, entre empresarios privados y gobierno, que subordina la lógica de los mercados a la regulación estatal, pues los empresarios reconocen y aceptan la rectoría del Estado que se encarga de sentar las bases materiales para su desarrollo.
Durante esta época, con una intervención predominante del Estado en la orientación política y económica, se busca impulsar el desarrollo económico del país con autonomía del exterior, lo que hizo necesario crear una industria local fuerte, pues se buscaba sustituir bienes importados del exterior, por productos elaborados al interior, para lo cual se le canalizan todo tipo de apoyos (Offe, 1990; Aguilar, 1991; Arriola, 1988).
Lo anterior determinó que entre 1940 y 1970, solo entre 5 y 8 por ciento de la inversión fuera de extranjeros, cayendo la responsabilidad del desarrollo sobre los hombros de la clase política y de la iniciativa privada nacional. Esto permitió que entre 1940-1945 el número de empresas aumentara a más del doble, la inversión creció en 34% y el valor de la producción se triplicara, aunque ante la reducción del dinamismo económico creció el llamado a la inversión extranjera.
Durante esta etapa se consolidó la burocracia política, grandes empresas trasnacionales, un grupo de banqueros y grandes empresas, industriales y comerciales, orientadas al mercado interno. Además, surgen y se consolidan gran parte de las instituciones políticas, económicas y educativas mexicanas, como el Banco de México, Pemex, Hacienda, Conasupo, Telmex, UNAM, Colmex, Ibero, Coparmex, entre tantas otras.
La caída de los precios del petróleo, aunado a problemas estructurales de la economía, determinaron la crisis de 1982; sin embargo, al diagnosticarse que la inflación es la causante del desequilibrio en la balanza de pagos, y que esta tiene su origen es el manejo inadecuado de la política económica, se trata “...de regresar a un patrón normal de relaciones económicas, como el que se configura en torno de un sistema racional de precios relativos y del equilibrio monetario externo e interno, dado un libre funcionamiento de los mercados de bienes, factores y dinero” (Chávez, 1996, p. 23).
La tercera etapa inicia en 1982, cuando las propuestas de solución buscaban, “...como en otras partes del mundo, el saneamiento de las finanzas públicas, el castigo social, la reprivatización y desregulación de la economía, en suma, el regreso al mercado” (Aguilar, 1991, p. 29).
El neoliberalismo, según Gonzalo Reyes (1999, p. 121), tiene como características: a) la expansión de la economía de libre mercado; b) la implantación de la democracia liberal; c) la reprivatización de industrias o áreas estratégicas de la economía; d) la disminución o eliminación de la subvención del Estado en programas de asistencia social, educación e infraestructura; e) la reducción de los trabajadores del Estado; y f) que los particulares asuman funciones sociales del Estado, como la construcción de vías de comunicación, obras de drenaje, salud y educación, entre otras.
En palabras de Arturo Huerta (1992, p. 101-102), las funciones de la política neoliberal tienen el propósito de desregularizar la actividad económica para dar mayor participación al mercado y al sector privado, fortaleciéndolos frente al Estado y la fuerza de trabajo, ya que debilita a los sindicatos, favorece al capital especulativo y permite una mayor concentración del ingreso, bajo la perspectiva de que esta se traducirá en un mayor, ahorro, inversión y crecimiento.
Las élites políticas, que estaban al frente del estado regulador, provenientes de sectores populares o de universidades públicas, fueron sustituidas, primero por los tecnócratas (burócratas sin experiencia política, con experiencia en áreas económicas y con posgrados en el extranjero especialmente en áreas técnicas de la economía) y finalmente por los empresarios, lo que implica la terminación de viejos acuerdos y la construcción de nuevos. En un texto publicado en 2010 por Juan Calvillo, se mostró la manera en que la élite política en México había pasado de ser política a tecnócrata y luego a empresarial, con los gobiernos del PRI y la alternancia panista.
Como señala Pérez Rocha (2012), el proyecto educativo que los gobiernos del PAN han implantado en los años recientes, tiene una perspectiva meramente gerencial: implantar una eficiente administración de los “recursos humanos” del “sistema educativo” y para ello ponen en el centro del problema educativo la imposición de un sistema de estímulos económicos, donde destacan conceptos como calidad, competencia, eficiencia, resultados, en sustitución del viejo modelo, el nacionalista-revolucionario, sustentado en criterios humanistas, que ponen el acento en términos como equidad, cobertura y compromiso social.
Lo anterior determina que, si bien en 1980 las carreras de economía eran 46, para el año 2018 estas asciendan a 108 (más del doble), y que la división entre públicas y privadas sea casi la misma, cincuenta por ciento. Viendo las cifras del cuadro 1, podemos observar que el dinamismo con que inicia el periodo, en términos de escuelas de economía, es lento, producto de la crisis económica y el adelgazamiento del Estado, pero una vez estabilizada la economía, el crecimiento retomó su dinamismo, pasando de 75 en el 2000 a 87 en 2004 y 108 en 2018.
Pese al estancamiento de la matrícula desde 1980, producto de la mencionada crisis económica, adelgazamiento del Estado, la demanda de especialización económica, la aparición de carreras o auge de carreras cercanas como administración, comercio, comercio internacional, mercadotecnia, marketing, marketing político, administración, administración pública, administración de empresas, ciencias de gobierno, entre otras, son el reflejo de la ampliación del enfoque económico a otras áreas y ramas del conocimiento.
El afán de lucro, como nuevo motor de convivencia social, arrasó con las viejas formas que definían nuestra cultura y así entramos a la civilización moderna, la que está sometida a la riqueza material como valor supremo, quedando sin proyecto de nación, pues el viejo fue abandonado y hasta hoy no hemos podido levantar uno nuevo.
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Conclusiones
El reflejo del fracaso en el rumbo se refleja en que, de 125 millones de habitantes a 2018, alrededor de 70 millones son pobres (SEDESOL), lo que significa que 1 de cada 1.8 habitantes es pobre; o lo que es igual, 10 de cada 18 habitantes, que se concentran en estados como Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Puebla.
Todo ello es consecuencia de que el crecimiento económico del PIB ha sido de solo 2.2 por ciento promedio anual en los últimos 36 años, frente a un crecimiento poblacional promedio de 1.9, lo que se traduce en un crecimiento neto de 0.3 por ciento, o en un índice de desarrollo de 0.15 por ciento, lo cual se convierte en caldo de cultivo para actividades ilícitas con la consecuencia de la violencia desatada que asola a la nación.
Estos resultados son los que hicieron que la gente se volcara hacia el partido y candidato que ofrecía un nuevo proyecto de nación, una alternativa de “cambio verdadero”; de voltear a ver a los pobres, de mirar a los ciudadanos y abrirlo a una pluralidad; de promover la prosperidad dentro de la ley, de impulsar la democracia; sin embargo, las acciones hasta hoy emprendidas no son consistentes de ello.
Algunos ven en ello la gran traición de López Obrador, otros una estratagema para lograr su objetivo; en este artículo se considera que la amenaza surtió efecto o nunca hubo intención del cambio verdadero, acciones como la señalada al inicio, la cual no permite que se regule el cobro de comisiones bancarias, quitar trabas legales para que Taibo sea director, recortar el presupuesto a universidades, llevar a empresarios de dudosa honorabilidad como asesores, reflejan que se ha convertido en parte de la mafia del poder.
Ojalá en algún punto, (Obrador) retome las demandas de sus votantes porque, en base a lo hasta aquí descrito, podemos decir que, durante cada una de las anteriores etapas se produjeron cambios drásticos en la profesionalización de la economía
y en el tratamiento de las variables económicas. Se abandonó el dogma liberal, se implantó y luego abandonó el paradigma keynesiano, se implantó el neoliberalismo y hoy asistimos a su crisis; es posible su sustitución, el riesgo son esas mafias del poder. Con cada uno de estos modelos, las estructuras sociales, económicas y políticas, fueron sacudidas y transformadas hasta sus más profundas raíces; estamos ante la posibilidad de hacerlo.
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