México 1968. 50

años del movimiento

estudiantil de 1968,

desde la óptica de Manuel

Díaz Cid

(intervención en homenaje póstumo)

Tuve el gusto y privilegio de conocer y tener una relación académica con don Manuel, que no comenzó por lo académico estrictamente.

Fue por allá, por el año 1985 ó 1986, si no me falla la memoria, cuando en esta universidad (UPAEP) se llevó a cabo un foro con la presentación de los partidos políticos en Puebla. Yo representaba al extinto Partido Mexicano de los Trabajadores. Recuerdo que a don Manuel y al Ingeniero Villa Escalera, les molestó que yo hiciera referencia al problema laboral y sindical que unos meses atrás se había presentado en el Instituto Oriente, y en el que las fuerzas más retrógradas de Puebla y del país habían actuado en contra de los trabajadores que pretendían sindicalizarse. Lo recuerdo muy bien: comenté con los compañeros que me preguntaban cómo me había ido, que no sabía a qué habíamos ido a ese foro. Esa fue mi primera relación, muy lejana, con don Manuel.

1 Universidad Iberoamericana de Puebla. Profesor-Investigador. rene@gmail.com

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Pasaron muchos años para que volviéramos a coincidir, y tuvimos algunos encuentros en eventos académicos en esta universidad (UPAEP), pero fue en el año de 2004 ó 2005, ya no recuerdo bien, cuando don Manuel, en un acto de gran generosidad académica, accedió a presentar un libro que coordiné, titulado Gobiernos locales y alternancia en Puebla, 1990-2000. La presentación se hizo en el Salón Paraninfo, del Edificio Carolino, de la BUAP, a donde llegó don Manuel y dijo al público: “hace treinta y tantos años (no recuerdo), que no entraba a la BUAP y a este salón”.

Sus comentarios al libro fueron muy valiosos y quedó de pasármelos, una vez que los pusiera en limpio, cosa que, lamentablemente, nunca sucedió.

Fue la primera relación académica con don Manuel, de quién cambié totalmente mi opinión a partir de ese momento, para reconocerle su gran rigurosidad académica y claridad en el análisis.

Quiero, antes de entrar en la otra materia de este documento, repasar un poco la obra de don Manuel, la cual incluye análisis históricos: La Revolución Francesa, y La Ilustración e Independencia en Hispanoamérica; análisis del pensamiento y corrientes ideológicas: sociedades de pensamiento e independencia; génesis y doctrina de la francmasonería; y, por supuesto, análisis políticos; la participación de los católicos en la política; análisis políticos contemporáneos y la obra que nos acerca al tema principal: México, 1968. ¡¿Otra historia?!

Hay más escritos e impulsos académicos, como la Revista Grecia y Atenas, y hay uno que me llama mucho la atención porque analiza un evento de un partido político: la asamblea del PRI, ¿modernización autocrítica?

Es obvio que, aunque su obra no fue muy amplia, sí fue diversa y respondió siempre a una disciplinada actividad de investigación y reflexión.

Llama claramente la atención también el tránsito de don Manuel, de una posición claramente de extrema derecha, a una posición de apertura

política e ideológica. Su famosa “Ley del Tuerto”, de que no se puede ver la realidad con un solo ojo, sea derecho o izquierdo, pues no se ve la realidad completa, llegó para quedarse y enseñar a muchos que, en ciencia política, cerrarse a una sola posición, es cerrarse a la objetividad.

Debe quedar claro que en muchas cosas no coincidía con don Manuel, pero también debe quedar claro que siempre se podía hablar con él ampliamente.

Por ejemplo, el 7 de diciembre del 2012, en la Librería del Complejo Cultural Universitario, participé en la presentación de su último libro México 1968, ¡¿Otra historia?!, escrito junto con Jaime Ángel Chama y con Alejandro Guillén. Una muy agradable presentación por los diálogos y discusiones que ahí tuvimos, y que permitieron confrontar, no los hechos sobre el 2 de octubre de 1968, sino las opiniones e interpretaciones sobre tan importante movimiento en la vida política y social de nuestro México; veamos.

Sin quitar el indiscutible mérito académico a Jaime Ángel y a Alejandro, quienes son coautores del libro, en él me parece que predominan las ideas de don Manuel, sin duda compartidas por los coautores.

La intención de don Manuel, en ese texto y que muestra su pensar sobre el Movimiento del 68, fue desmitificar el movimiento, cuestionar muchas de las cosas escritas y aportar nuevas hipótesis sobre el tema. Esto es importante, y se puede reflexionar sobre ello. La pregunta obligada es: ¿realmente se ha vuelto un mito el movimiento del 68?

Yo creo que algunos escritos y algunos personajes sí han sido tratados como mito, y esto se desprende de otras opiniones también. Estuve hace tiempo en la plática que dio José David Vega Becerra. ¿Quién es? Sin duda se preguntarán varios de ustedes. Pues es nada menos él en ese entonces estudiante, que tenía el micrófono y hacía su intervención cuando se iniciaron los balazos en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Sus relatos

indican desde dónde se iniciaron los disparos y confirman que las fuerzas militares se dispararon entre sí. Sobre esto hay mitos, pero también relató el papel de Sócrates Campos Lemus y los jaloneos por el micrófono en los momentos finales.

En el texto, los autores nos presentan el relato de lo que el Arzobispo de Puebla Octaviano Márquez y Toriz le contó a don Manuel (p. 44), acerca de lo que el presidente Díaz Ordaz le platicó sobre Sócrates Campos Lemus, lo cual es muestra de lo pantanoso que ha sido dotar de características precisas al movimiento y, en consecuencia, generar mitos.

La parte sobre el encuentro en Jurica, en el estado de Querétaro, con el cuestionado líder, en la casa del Gral. García Barragán, acabó por confirmar las dudas; aunque, dicho sea de paso, bien podrían haber estado (las dudas) en el relato mismo del Arzobispo.

Hay otra parte en el texto que me llamó la atención y que muestra la visión del autor al respecto del movimiento. Es en el preámbulo en donde afirman que las consecuencias de la expropiación (para mí no estatización) bancaria, fueron más importantes para la democratización del país que el movimiento del 68. Esta es una afirmación fuerte y que sin duda provoca discusión. La expropiación bancaria se dio en un contexto de una fuerte crisis financiera producto de una acción que sin duda el Presidente, López Portillo, expresó muy bien cuando dijo “ya nos saquearon, no lo volverán a hacer”.

La respuesta de los dueños de los bancos y la convocatoria que hicieron a sectores de industriales, comerciantes, patrones y alta jerarquía de la Iglesia Católica, generó una fuerte protesta y acusaciones de estatización, la cual no afectaba a los grandes sectores de la población que no tenían, en su inmensa mayoría, inversiones en los bancos. La protesta no era muestra de democratización, sino de lo que los politólogos llaman: conflicto entre élites.

El Movimiento del 68 convocó a grandes sectores de la población, a clases medias, por supuesto a universitarios de gran parte del país y representó también un fuerte choque generacional, cultural y democrático, frente al autoritarismo reinante en el país y en el partido oficial. Desde mi punto de vista, no hay punto de comparación y esta visión del 68 de don Manuel, no es compartida ni por mí, ni por muchos.

Propondría revisar los cinco tomos de La decisión del presidente. Privatización ex post, así como el video y las entrevistas que incluye, realizados por el Centro de Estudios Espinoza Yglesias, de donde se pueden tomar elementos para cuestionar, en dado caso, cualquier interés “democrático” de banqueros y grandes empresarios. Me parece, aquí sí, que tal afirmación carece de sustento.

Me llama la atención en el texto la insistencia sobre un asunto, al cual don Manuel y los autores, desde mi punto de vista, le dan mucha importancia, y cito:

Una batalla que empezó debido a que las universidades del país galo prohibían que en los dormitorios pernoctaran personas de ambos sexos. Más aún, que tanto mujeres como hombres no estuvieran en el dormitorio de su pareja después de las diez de la noche. El estallido se da cuando se quiere cambiar esto y las mujeres quieren que sus novios, parejas, amantes, etc., las acompañen por las noches (…) Los sucesos se precipitaron como bola de nieve y de un hecho que parecía una nimiedad, luego se habla de cambiar el mundo (p. 91).

La reflexión que se hace sobre el fin de la modernidad, tema que don Manuel manejaba bien y que el Dr. Guillén señala en la Revista Humanum, pues nos tendió un puente que conectaba a la modernidad con la post-modernidad, es muy útil, pero esta referencia nos mete a una reflexión de otro orden, y no forzosamente en el terreno exclusivo de la Ciencia Política.

Ya Wilheim Reich, el psicólogo austro-húngaro, había introducido el tema de la sexualidad

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como parte de las reflexiones y había destacado el papel liberador del sexo. Cómo no recordar su famosa frase de “La salud mental de una persona se puede medir por su potencial orgásmico”. Pero en este sentido, el asunto al cual le ponen énfasis nuestros autores es claramente un tema cultural y, en el contexto del 68, es contracultural, aspecto que, desde mi punto de vista, está poco desarrollado en el texto, lo que me parece muy importante y una diferencia con don Manuel.

El 68 fue un movimiento contracultural, el cual se desprende de la obra de uno de los más importantes pensadores de la Teoría Crítica: Herbert Marcuse, cuando se refiere a que el consumismo contribuye a una mercantilización de la cultura y a una tecnificación cosificadora de la conciencia.

Creo que muchos coincidimos con don Manuel y los autores que no se puede explicar el 68 desde la simple óptica marxista. El tema de los movimientos al margen de la centralidad de la clase obrera, comenzó a manifestarse en todo el mundo, occidental, euro-oriental e incluso, oriental. El 68 no fue, ni en México ni en Francia, ni en Checoslovaquia ni en los Estados Unidos, ni en ninguna parte del mundo, un movimiento obrero.

Vale la pena rescatar, con don Manuel y los autores, las reflexiones plasmadas del autoritarismo sobre el 68 y extendidas hasta nuestros días. En este aspecto, debemos tener claro que México ha vivido una profunda realidad autoritaria. El régimen se ha modificado, pero no ha cambiado, y el presidencialismo autoritario ha permanecido, con rasgos distintos y matices, pero ahí lo hemos tenido. O acaso, ¿la corrupción del gobierno saliente, la Estafa Maestra, los nueve años de prisión a Duarte, Ayotzinapa, la Casa Blanca, Tlatlaya y muchos hechos más, no son la expresión de un autoritarismo revestido de impunidad? Creo que sí, y también creo que los esfuerzos para cambiar este régimen han sido muchos.

La pregunta que le podemos hacer a don Manuel desde este 2 de octubre de 2018, es si fue

el 68 el gran movimiento que partió la historia contemporánea de México y que abrió las puertas a la democratización del país. Don Manuel y los autores nos dicen: “(…) el 2 de Octubre es, ante todo, una fiesta de la nostalgia, un derecho a la añoranza, más que un recordatorio pedagógico de los excesos del Poder Político. Y esto ha sido establecido así, porque la historia del “68” es predominantemente un mito” (p. 13).

Coincido con don Manuel y los autores

–aunque por otro camino–, que no lo fue. Pero afirmo y sostengo que sin la movilización estudiantil y (no olvidar) popular también, del 68, no se hubieran abierto caminos que después exlíderes del 68 y muchos otros mexicanos han transitado para seguir luchando y abriendo, cauces democráticos en el país.

En este 2018 estamos cumpliendo 50 años de la masacre del 68, y 60 años de que se inició la represión al Movimiento Ferrocarrilero en nuestro país, y 170 años de los Niños Héroes, y 100 años desde que finalizó la Primera Guerra Mundial. Todos esos eventos han dado su pincelada a la historia mundial y nacional. Para nosotros, el Movimiento del 68 nos abrió un camino al que se han sumado muchos hechos y luchas más, en la democratización de nuestra vida y gobiernos. Don Manuel Díaz Cid aportó elementos para la reflexión de algunos de ellos. Coincidiendo o no con sus reflexiones, tuvimos unas ideas provocadoras, ya sea para acompañarlas, o ya sea para construir la reflexión contraria, pero ahí estuvieron presentes.

Gracias don Manuel por sus aportaciones, por su generosidad académica y por su humildad. Muchos de esos valores destacaron en usted porque, lamentablemente, se han olvidado.

René Valdiviezo S.

UPAEP

Aula Magna

Octubre 2, 2018. 18:00 hrs.