
universciencia - año 19 - núm. 58 - 2021 - issn 1665-6830
introducción
La obesidad y el sobrepeso son dos de las
enfermedades más peligrosas y corrosivas, ya
que generan secuelas imborrables en la salud
del individuo y lamentablemente son de las más
padecidas hoy en día a nivel mundial. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016):
“El sobrepeso y/u obesidad afectaron a unos
1.900 millones de personas en todo el mundo, por
ende, una alta prevalencia de las enfermedades
metabólicas asociadas” (s.p.). Debido a estas cifras
alarmantes se han ido descubriendo e inventando
un sinfín de dietas para la pérdida de peso, como la
dieta keto, la dieta del jengibre, la dieta lipídica, la
dieta del aguacate, entre muchas otras.
Una de las dietas que ganó popularidad los
últimos años es el denominado ayuno intermitente.
Este ayuno se basa en la combinación de ingesta de
alimentos con un periodo de restricción calórica.
González (2020) lo dene como “Una variedad
de programas que manipulan el momento de las
comidas al utilizar ayunos a corto plazo” (s.p.). En
otras palabras, consiste en llevar a cabo una rutina
diaria en la cual se ayuna durante un número de
horas, lo que se conoce como “ventana de ayuno”
(en dicha ventana solo se tiene permitido consumir
agua o una taza de té o café), y en las horas restantes
se realiza una ingesta calórica reducida denominada
“ventana alimenticia”. La forma más estudiada se
basa en un ayuno de 16 horas, y 8 horas de ingesta
de alimentos. En la actualidad, diversos estudios
presentan una mejora en la salud de los pacientes
que realizan dicho método nutricional. Barbera et
al. (2020) señala:
El ayuno intermitente se postula como una
herramienta para la prevención y el tratamiento
de las enfermedades metabólicas y el cáncer,
en las patologías oncológicas reduce los efectos
secundarios de los tratamientos (quimioterapia,
radioterapia), potencia la efectividad de éstos y
ayuda en la reparación del ADN; por otra parte,
colabora en la regulación de la sangre y de las
hormonas que regulan la saciedad. (p. 26)
Al respecto, Saz-Peiro (2016) menciona que: “Cada
día aparecen más estudios sobre la ecacia del ayuno
en el tratamiento de las enfermedades reumáticas,
los síndromes de dolor crónico, la hipertensión, el
síndrome metabólico o la artritis reumatoide” (p.
6). Sin embargo, no es un método adecuado para
todos los individuos, y para su realización correcta
se necesita ser individualizado por un profesional
de la salud para evitar posibles riesgos a largo plazo.
Como señala Barbera (2020):
Durante la ventana de alimentación, para no
perder los benecios del ayuno intermitente, debe
llevarse una dieta equilibrada y saludable a n de
no originar una sobrealimentación, cabe destacar
que dicha dieta deberá ser proporcionada por un
especialista de la salud puesto que cada individuo
cuenta con necesidades únicas y diferentes.
Incluso a pesar de la evidencia cientíca que
existe hasta el momento, se puede concluir que
los benecios y efectos dañinos no son claros
ya que los estudios de la ecacia del ayuno
intermitente como método para la pérdida de
peso son limitados. (p. 29)
1. Ayuno intermitente para la pérdida de peso y
las variables cardiovasculares
Según Saz-Peiro (2016) “El método más conocido
es el ayuno intermitente 16/8, del cual pueden
obtenerse benecios gracias a la oxidación de
las grasas y el estrés nutricional que el cuerpo
padece durante estas horas de ayuno” (p. 28). Este
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