Universciencia
ISSN: 1665-6830
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
reconociendo el acoso sexual callejero como violencia de género
hacia la mujer en méxico 2021
recognizing street sexual harassment as gender-based violence
against Women in mexico 2021
josé guadalupe
loera camacho
1
diana alejandra
canul rosado
2
Resumen
El propósito de esta investigación es la recopilación de los datos que las mujeres
ofrecieron con respecto al tema del Acoso Sexual Callejero (ASC), situación que
viven rutinariamente en las calles, para poder determinar si esto es considerado un
acto de agresión o no para ellas. El ASC es una interacción que se da entre dos o
más personas desconocidas en un espacio público, sin embargo, dentro del contexto
cultural de México, esto se ejerce continuamente en las calles de cada ciudad sin
excepción y se ha ido normalizando como parte del mismo acervo cultural. Esta
investigación empleó el tipo de investigación: descriptivo-correlacional, con diseño
ex post-facto, el instrumento de recolección de datos consistió en la aplicación de
un cuestionario a una muestra de 65 mujeres en la ciudad de Cancún, Quintana
Roo, México de diferentes edades, ocupaciones y en general, con características muy
diversas. Asimismo, de que las mujeres dieron su opinión sobre un tema tan complejo,
podría decirse que para algunas de ellas la entrevista funcionó como una forma de ser
escuchadas o así en contraparte, para mostrar su desacuerdo con este tema.
Palabras clave: abuso sexual, violencia de género, violencia.
Abstract
The purpose of this research is to collect the data that some women offered regarding
the issue of the Street Sexual Harassment (SSH), a situation they experience with
frecuency on the streets, in order to determine if this is considered dan act of
aggression or not for them. The SSH is an interaction which occurs between two or
more unknown people in some public spaces; however, within the cultural context of
Mexico, this is continuously exercised in the streets of each city with no exceptions
and has been normalized a part pf it (cultural heritage). For this research, we used
the descriptive-correlational research type, with the ex-post-factor design, the data
collection instrumental consisted for application of a questionnaire to a sample of 65
women in Cancun City, Quintana Roo, Mexico from different ages, occupations and
in general, with any diverse characteristics. In addition to the fact that women gave
their opinion on such a complex issue, it could be said that for some of them, the
interview worked as a way of being listened to or thus in counterpart, to show their
disagreement with this problem.
Key words: sexual harassment, gender violence, violence.
Universciencia
Enero-abril - Año 20 - Núm. 59 - 2022
http://revista.soyuo.mx/index.php/uc
universcienciasoyuo.mx
universciencia@soyuo.mx
Recepción: enero-2022
Aceptación: febrero-2022
Pág. 25-44
1
Universidad de Oriente-Cancún. Estudiante
de Licenciatura. Quintana Roo, México.
E-mail: jloeracamacho@gmail.com ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-6239-7870
Google Scholar: https://scholar.google.es/
citations?view_op=new_prole&hl=es
2
Universidad de Oriente-Cancún. Estudiante
de Licenciatura. Quintana Roo, México. E-mail:
alejandrac_rosado@gmail.com ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-6239-7870
Google Scholar: https://scholar.google.es/
citations?hl=es&user=Z-mQnz4AAAAJ
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universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
INTRODUCCIÓN
3
El fenómeno del acoso sexual callejero ha ido
tomando importancia recientemente conforme al
incremento de las personas que lo han padecido y lo
han expuesto principalmente en redes sociales, de
igual forma, hay opiniones que niegan lo anterior,
por lo que inevitablemente se ha vuelto un tópico
en controversia en los últimos años. Si bien, aunque
la señalización de este tipo de violencia no ha
tenido la fuera suciente, no signica que no haya
estado presente desde hace tiempo, puesto que para
muchas mujeres esto es algo que ha permanecido
siempre, y para algunas otras esto ha sido parte
del juego de atracción o seducción a manera de
halagos, cumplidos, etcétera. En el contexto de
la población mexicana, se ha podido observar el
escaso conocimiento que se tiene acerca del tema,
puesto que no se cuenta con las sucientes bases de
datos o estadísticas registradas sobre los incidentes
de acoso sexual en espacios públicos, creando el
contraste al compararlo con la creciente incidencia
de las anécdotas que se han dado a conocer, en su
mayoría, a través de sitios web, redes sociales y otros
grupos de apoyo que permiten la total libertad de
expresión para las mujeres.
Por ello, la presente investigación tuvo por
objetivo conocer ampliamente las implicaciones
del acoso sexual callejero, conceptualizándolo
mediante la descripción de las interacciones
y conductas que son componentes de esta y
analizándola desde una postura de género, ya que
la muestra estuvo solo conformada por mujeres.
De esta manera, existiendo antecedentes y respaldo
cientco, se espera la expansión de la información
sobre este tema y sus características a grandes
rasgos; sirviendo como preámbulo para la creación
o reforzamiento de programas de prevención e
intervención por parte de las organizaciones en
México, que se dedican al amplio trabajo sobre la
violencia sexual y de género.
La violencia como componente de los roles de dominio en la
sociedad
La violencia es un tópico que ha sido estudiado desde
hace décadas con la intención de crear y englobar
un concepto que pueda facilitar su estudio, lo que
ha resultado una tarea bastante complicada, puesto
que hay deniciones que parecen quedarse cortas.
Es a partir de esta idea, que se decide la creación de
nuevas ramicaciones relacionadas a la violencia,
que presentan características en común, pero a su
vez, cuentan con detalles únicos que las distinguen
de entre otros y que exigen la atención desde la
clasicación adecuada; tales como: la violencia de
tipo psicológica, física, sexual, patrimonial, por
decir algunas. Pero antes de nombrarles, se tiene
que estar consciente de su existencia y, asimismo,
reconocer la ocurrencia del fenómeno, sus rasgos
únicos y comenzar a contemplarlo como objeto de
estudio.
La historia de la violencia proviene de un
origen casi imposible de determinar, ya que se
debe partir desde el momento en el que esta se
ha considerado como tal, existiendo desde antes
de haber sido conceptualizada siquiera, por lo
que escarbar en la violencia hacia la mujer es aún
más complicado, puesto que tiene relación directa
con la percepción de la mujer en la sociedad, los
roles que le han sido asignados con el paso del
tiempo y cómo ha ido ocurriendo el cambio de la
no normalización de la violencia al ir resaltando
la importancia de los derechos de las mujeres y el
cuestionamiento de los roles mencionados.
3
Artículo original y derivado del proyecto de investigación titulado:
Reconociendo el Acoso Sexual Callejero como Violencia de Género
hacia la Mujer en México 2021, Quinta Roo, México.
26
Reconociendo el Acoso sexuAl cAllejeRo como ViolenciA de GéneRo hAciA lA mujeR en méxico 2021 -
josé GuAdAlupe loeRA cAmAcho, diAnA AlejAndRA cAnul RosAdo y jAime montAlVo ReynA
En una entrevista hecha a Michelle Perrot en
la revista Label France (como se citó en González,
2008), no dudó en señalar que existía un terreno
todavía poco explorado, que era el de la “violencia
contra el cuerpo de las mujeres -el cuerpo violado,
violentado, utilizado, explotado- que está escondido
por el pudor tradicional y por consiguiente por el
rechazo de las mujeres que se sienten culpables”
(p. 19). Es decir, hasta apenas el siglo XX con el
nacimiento formal del feminismo, de pensadores
y activistas, es que se empieza a considerar
como importante la atención de la violencia
hacia las mujeres, resaltando primeramente, el
cuestionamiento de las tradiciones y creencias
sociales en el que se exponía la idea de que la forma
de vida que las mujeres estaban viviendo no tenía
por qué ser así necesariamente, puesto que producía
malestar y al ser un problema como muchos otros,
seguro también habría una solución.
Ahora bien, la violencia se ha mantenido
presente debido a la arraigada creencia del dominio
que ha existido entre los mismos seres humanos,
del sometimiento de un sujeto a otro, algo que se
ha visto a lo largo de la historia, como en las guerras
entre diversas civilizaciones enemigas para imponer
ideologías políticas, religiosas, sociales, económicas
o simplemente ocupar territorios, por lo que se
puede deducir que la violencia no es algo que nace
exclusivamente con el propósito de sobrevivir, sino
que es algo que se aprende a través de las enseñanzas
culturales (González, 2008). En México, donde se
aterriza la investigación realizada, es importante
resaltar que el sistema hegemónico que ha regido
en el país por muchos años ha propiciado que la
violencia hacia la mujer sea puesta en práctica con
bastante incidencia, dejando implícita la idea de
que esto es normal, minimizando o ignorando que
existan consecuencias negativas en las
víctimas, ya que es una ideología que ilustra a la
perfección el punto explicado.
De igual forma, resulta importante destacar
la clara inuencia que ejerce la cultura en la que
se desarrolla la sociedad para la formación de
cada hombre y mujer que residen en ella. En este
sentido, la enseñanza es la principal transmisora
de los valores y principios individuales, estos se
van adquiriendo de generación en generación,
no solamente por medio de la educación formal,
sino también mediante la enseñanza que las
familias y los padres inculcan en casa, así como las
expectativas que depositan en sus hijos de acuerdo
a su sexo, asumiendo su género, sentando las bases
de posteriores juicios sobre sus roles.
De esta forma surge una clara diferenciación:
mientras que el sexo es una categoría
biológica, con el concepto de género se hace
referencia a la construcción social del hecho
de ser hombre o mujer, las expectativas y
valores, la interrelación entre hombres y
mujeres y las diferentes relaciones de poder
y subordinación existentes entre ellos en una
sociedad determinada. (Arellano; citado en
Aguilar et al., 2013, p. 209)
Así, al asumir que sexo y género son dos conceptos
igualitarios se establecen las normas e ideas
generalizadas para cada sexo; es decir, se construyen
las identidades de género, y esta es la causa de
que a un hombre se le atribuyen expresiones
comportamentales y pensamientos con respecto a
un estereotipo, creando los roles de género, que se
enseñan de generación en generación y se adaptan
a las nuevas normalidades que se establecen en la
sociedad.
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La violencia de género contra la mujer y sus bases culturales
Hay varias teorías en relación a las causas de la
violencia hacia la mujer, algunas mencionan la
normalización social de los roles y estereotipos de
ambos sexos que, en conjunto con la estructura de
una ideología desigual, inclina la balanza hacia un
solo lado. Se considera que esta estructura o sistema
de pensamiento ha permanecido durante décadas y
ha contribuido en gran medida para mantener el
círculo violento en la que se ha envuelto la mujer
mexicana.
La concepción de la masculinidad se
convierte en otro factor importante dentro de la
construcción social de los papeles asignados, por
ejemplo, la idea de la jerarquía de poder dominante
cayendo sobre el género masculino en una familia
y, por lo tanto, este se convierte en el que toma
las decisiones importantes. Así, al ser un jerarca, es
dueño de ciertos privilegios a los cuales la mujer
no tendría acceso, como la distribución de las
tareas domésticas que en gran porcentaje aún son
responsabilidad de las mujeres, la crianza de los hijos,
la oportunidad de inltrarse en el mbito laboral,
por decir algunos. Con estos ejemplos, no se hace
una aseveración de forma generalizada en relación
a que todas las familias mantengan esta dinámica;
sin embargo, el paradigma de pensamiento muestra
que aún existen condiciones y desigualdades en
cuestión de género, tanto familiares, laborales, así
como sociales; quizás no antepuestos por una ley
porque esta misma se ha abierto a las necesidades
de las mujeres, pero s se encuentran reejados en
las estadísticas de mujeres que han sido víctimas
de algún acto de agresión o maltrato por parte de
algún hombre, sea familiar o desconocido.
Asimismo, hay que considerar que la
perspectiva de género ha cambiado con el paso
del tiempo, beneciando a los grupos menos
favorecidos, es decir, se ha ido adecuando a las
necesidades sociales y adaptando las características
paradigmáticas sobresalientes en cada época, y
así como ha ido cambiando hasta ahora, también
podría continuar haciéndolo con el transcurso del
tiempo mediante la apertura del sistema de creencias
sociales de lo que se construye y se aprende, por
lo que muy posiblemente pueda ser desaprendido,
refutado o modicado.
En resumen, la violencia de género es un
fenómeno social y cultural que se ha estudiado
a profundidad recientemente; sin embargo, es
un hecho que afecta a las mujeres día a día. Es
necesario tener en claro las implicaciones de este
tipo de violencia para ser utilizada como objeto de
estudio de las ciencias sociales y psicológicas que
giran alrededor de esto. Para denirlo en palabras
concretas, Huacruz (2011) como se citó en Barreto,
M. (2017), menciona: “La violencia de género se
puede denir como el ejercicio excesivo de fuerza
que produce daño a quien la recibe y se expresa
en el marco de las relaciones asimétricas de poder
entre hombres y mujeres” (p.262); es entonces una
relación de poder basado en los estereotipos y roles
previamente establecidos cultural y socialmente.
El acoso sexual callejero como objeto de estudio
En los últimos años se ha profundizado respecto
a la necesidad de abordar el acoso sexual callejero
como un fenómeno social, el cual las mujeres son
quienes más externan haberlo vivido. En el artículo
titulado “¡Tu ‘piropo’ me violenta! Hacia una
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josé GuAdAlupe loeRA cAmAcho, diAnA AlejAndRA cAnul RosAdo y jAime montAlVo ReynA
De igual forma, es importante abarcar como
retomar la implicación de los espacios públicos
es importante, puesto que, en la gran mayoría de
las mujeres es necesario tomar precauciones cada
día para poder transitar libremente por las calles o
quizás para no tomar ciertos rumbos. En el artículo
titulado “El espacio público como territorio
sexuado: el caso del acoso callejero desde un
enfoque de género” (Martín, 2014), la autora se da a
la tarea de hacer un análisis de los espacios públicos,
el sentido de territorio y la corporeidad como una
problemática en conjunto que ha facilitado que
esta interacción se propicie y lo asocia a una forma
de ejercer violencia de género. El espacio público
adquiere complejidad, debido que ahí se generan
diversas conductas derivadas de cada una de las
personalidades individuales que deambulan en el
día a día; sin embargo, el espacio público no es un
lugar enteramente material, es el simbolismo de la
comunicación y la forma de relacionarse con otros,
de la expresión de cada integrante de la sociedad.
El postulado del cual parte este trabajo menciona
que las mujeres han sido marginalizadas del espacio
público.
Acciones en el mundo y en Mxico
Un gran paso para comenzar a hacer cambios a
nivel estructural sobre la violencia de género, tiene
que ver con las manifestaciones de activistas a
favor del feminismo. Se alcanza a estimar que este
movimiento a favor de las mujeres tuvo sus inicios
entre los años cincuenta y sesenta del siglo XX, e
incluso a veces se menciona que fueron siglos atrás;
sin embargo, no fue sino hasta principios de los
años noventa cuando México y el resto de América
Latina se comprometieron con las mujeres a
denición de acoso sexual callejero como forma
de violencia de género” (Arancibia, et al, 2017),
los autores se proponen la meta de denir esta
interacción como un tipo de violencia y maximizar
el efecto que produce en las mujeres. En dicho
proceso se concentran cinco aspectos analíticos
fundamentales para poder denir el acoso sexual
callejero: la connotación sexual, la interacción
entre desconocidos, la ocurrencia en un espacio
público, el potencial de generar malestar y la
unidireccionalidad de la dinámica.
Estos cinco aspectos analíticos se tomaron
en cuenta para lograr hacer un encuadre del acoso
sexual callejero del presente estudio y así integrarlo
en un contexto cientco y, por consiguiente,
promover la iniciativa de la investigación de sus
causas, consecuencias y efectos a nivel individual
y social.
No se puede pasar por alto el hecho de que
el acoso puede interpretarse de manera subjetiva,
de acuerdo a cómo lo percibe cada mujer y al nivel
de gravedad que representa para cada una de ellas,
puesto que la propuesta que se hace es que podría
haber mujeres que discriminan ciertas conductas
de esta interacción y no las consideran como tal,
a pesar de que sea evidente para otras. En un
estudio realizado por Llerena (2016) en estudiantes
mujeres de una universidad privada de medicina,
se determinaron las percepciones y actitudes que
estas tenían frente al acoso sexual callejero, para
ello, se utilizaron diversos cuestionarios, dos tipos
de escalas: acerca de los mitos sobre la agresión
sexual y el acoso callejero para medir la prevalencia
de este último; y el nivel de aceptación de dichos
mitos. Los resultados arrojaron que el 91% de las
mujeres armaron haber sido acosadas al menos
una vez al año, lo que es considerado un porcentaje
bastante alto.
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Esta autora arma que el acoso sexual callejero
permanece debido a la impunidad y complicidad
de ciertas autoridades en diversas instituciones.
Es así como la violencia de género es algo que no
se ha dejado atrás. En una sociedad cada vez más
desarrollada y competitiva, las mujeres aún cargan
con ciertas condicionantes que las limitan. La
violencia dirigida de hombres hacia mujeres, ya sea
en situación de pareja o en un ámbito general, sigue
siendo una manera de dominio que perjudica a la
mujer actualmente.
Uno de los países pioneros en aprobar una
ley contra el acoso sexual callejero, aunque no
se estableciera como tal bajo este concepto, fue
Nueva Zelanda en 1981, castigando a toda aquella
persona que intimide u hostigue a otra en una vía
pública. Desde esa fecha no se había realizado
ninguna otra acción legal contra este tipo de
violencia hasta el 2014, en el país de Bélgica; de ahí
en adelante, países como Francia, Portugal, Reino
Unido y Holanda le siguieron el paso. En América
Latina se pueden mencionar como pioneros a Perú,
Argentina y Costa Rica, todos ellos han procurado
implementar multas y castigos para estos delitos
que han ido creciendo. En México, a pesar de
que ya existen ciudades donde han comenzado a
querer erradicar estas conductas que afectan a la
población femenina, en la mayor parte de ellas
siguen quedando impunes los agresores, alentando
de una u otra manera a continuar perpetrando a las
víctimas, debido a que tienen el conocimiento de
que no obtendrán castigo alguno.
DESARROLLO
Planteamiento del problema: se presupone que el
acoso sexual callejero (ASC) es un acto de violencia
hacer valer sus derechos y tomar acción respecto
a situaciones que amenazaban su integridad física
y moral. Con la creación de instituciones como el
Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES)
en 2001 se comienza a promover el trabajo para la
erradicación de la violencia por parte del gobierno
mexicano, así como disminuir la discriminación y
la búsqueda de la equidad y la igualdad de género.
Debido a la gran utilidad de la Encuesta
Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones
en los Hogares ([ENDIREH], 2003) que realiza
en INEGI (2004), y una vez evaluada como
proyecto estadístico, se decidió llevar a cabo otro
levantamiento de datos en 2006, que incluyó otras
formas de violencia hacia las mujeres, tanto en lo
familiar como en ámbitos distintos al doméstico
(donde se incluían la parte laboral, escolar, centros de
esparcimiento, sitios de reunión, calles en general),
por ende, también contempló agresores distintos al
cónyuge (INEGI, 2015). Gracias a estudios como
el mencionado, se ha podido sustentar información
importante que sirve para dar a conocer la violencia
de género en formas y lugares que anteriormente no
eran percibidos y, a su vez, ayudar a crear iniciativas
o programas para la población más afectada. Según
el INEGI (2015): “En el Estado de Quintana Roo
se registra que al menos 153 010 mujeres sufren
alguna clase de violencia en la calle, cines, escuelas,
deportivos, transportes y lugares de trabajo” (p. 49),
lo que muestra un índice alto de mujeres que han
padecido algún tipo de violencia en algún espacio
público.
González, R. (2013) citada en Barreto, M.
(2017) menciona: “Algunas investigaciones sobre
violencia de género en los centros de educación
superior mexicanos, consideran que el silencio
institucional es el principal problema” (p. 265).
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Objetivos especcos
Identicar las conductas asociadas al acoso
sexual callejero.
• Analizar la categorización del acoso sexual
callejero como violencia de género.
Relacionar la cosicación sexual de la mujer
como causa del acoso sexual callejero.
El acoso sexual callejero es un concepto que
engloba una serie de acciones no consensuadas,
el cual incluye en particular las nalgadas, besos
sin consentimiento, tocamiento de partes íntimas,
frotación de genitales, fotografías, persecuciones,
exhibicionismo, silbidos, masturbación frente a
otra persona, miradas jas por ms de 20 segundos,
propuestas de acto sexual y piropos, proviniendo de
una interacción entre desconocidos en un espacio
público, dirigido hacia una o varias mujeres.
Muestra: accidental no probabilística a 65
mujeres de la ciudad de Cancún, Quintana Roo,
México.
Escenario: calles, plazas, estaciones de
autobús y otros espacios públicos de Cancún.
Materiales e instrumentos: cuestionario
para determinar el acoso sexual callejero. Datos
generales de la encuestada, listado de conductas,
escala de frecuencia, Escala de Acoso cuantitativa
(0 al 10) y apartado con testimonios voluntarios de
encuestadas.
Variables: edad, escolaridad, ocupación de
las encuestadas, acoso sexual callejero, violencia
de género, 12 conductas de acoso sexual callejero
deliberado, debido que atenta con el espacio
personal y el bienestar de las mujeres en los espacios
públicos, por lo que se ven delimitadas en los
espacios públicos, atacadas y cosicadas; de ah el
enfoque de género. Por consiguiente, se elaboraron
las siguientes preguntas de investigación: ¿qué es
el acoso sexual callejero (ASC)?, ¿qué conductas
son consideradas por las mujeres como ASC? ¿qué
tan común se da este tipo de interacción hacia las
mujeres? ¿existen mujeres que no consideran el
ASC como violencia de género? ¿qué características
en común tienen estas mujeres que sí reconocen
esta dinámica cómo violencia?
Tipo de investigación: descriptivo-
correlacional.
Diseño de investigación: ex post-facto, no se
tiene el control sobre las variables, además de
observar el fenómeno después de ocurrido
por medio del cuestionario. El propósito del
uso de un cuestionario para esta investigación
servirá como instrumento estandarizado,
para denir el término buscado y dar una
descripción clara de la idea que se planteó al
iniciar esta investigación.
Objetivo general
Reconocer las implicaciones del acoso sexual
callejero como parte de la violencia de género en el
marco de convivencia de la sociedad en Quintana
Roo, México.
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Para esta investigación se denió un enfoque
cuantitativo debido a que se hizo un muestreo
utilizando porcentajes y estadísticas para indagar
en el tema y correlacionar las variables; además, la
cuestión planteada requiere una denición concreta
del tema del acoso sexual callejero por parte de las
propias mujeres que han experimentado esto.
RESULTADOS
De las 65 mujeres encuestadas: 46 de ellas rondaban
entre los 17 y 25 años de edad (70.7%), 12 de ellas
se encontraban entre los 26 y 39 años (18.4%) y
siete entre los 40 y 54 años (10.7%) (ver Grca
1). En el cuadro 1 es posible ver la escolaridad de
las encuestadas: nueve de ellas habían estudiado
hasta la secundaria (13.8%), 29 hasta el nivel
preparatoria (44.6%), y el 27 restante la licenciatura
o posgrado (41.5%). Dentro de las profesiones
mencionadas, 54 de ellas mencionaron tener un
empleo formal, que variaba desde vendedoras para
tiendas departamentales, recepcionistas, cajeras,
una artesana, una técnica en uñas y estilismo,
incluso una encargada de una tienda “sex-shop”.
Además, de las 54 mujeres, 13 de ellas trabajaban
como profesionistas: una química clínica, una
médica cirujano, una chef, una más laborando
en el departamento de recursos humanos de una
empresa, una guía de turistas, una nutrióloga,
una Licenciada en Finanzas, una enfermera,
una dentista, una contadora y tres gerentes
de empresas; 8 más de las encuestadas eran
estudiantes y las tres restantes eran amas de casa.
(nalgadas, besos no consensuados, tocamiento de
partes íntimas, frotación de genitales, fotografías,
persecuciones, exhibicionismo, silbidos,
masturbación frente a la vctima, miradas jas
por más de 20 segundos, propuestas de acto
sexual y piropos), pregunta para determinar si
son consideradas o no como acoso las conductas
anteriores, escala sobre la frecuencia de ocurrencia
del acoso, Escala de Acoso, zonas urbanas de
ocurrencia del acoso.
Procedimiento: las encuestas levantando
datos con mujeres de distintas edades, en lugares
públicos de los alrededores de la ciudad de Cancún
(plazas públicas, parques, estaciones de autobús,
centros comerciales, avenidas principales, etcétera).
En primera instancia se recolectaron datos
generales incluyendo edad, escolaridad, ocupación
y zona de residencia. Las conductas que se eligieron
fueron las 12 mencionadas anteriormente. A cada
encuestada se le preguntaba si consideraba cada una
de estas acciones como acoso, a lo que cada una
daba su respuesta (“Sí” o “No”). Seguidamente,
se les preguntó a las participantes si alguna vez les
había ocurrido algo de lo enlistado, y se enumeraba
en rangos variando desde ninguna, de 1 a 3 veces,
4 a 6 veces, 7 a 10 veces y más de 10 de veces.
Posteriormente se les preguntaba sobre los tres
lugares, espacios o zonas de Cancún donde les haya
pasado alguna experiencia acorde. Para continuar
se aplicó una Escala de Acoso (del 0 al 10), en
donde cada encuestada tendría que responder de
manera subjetiva (siendo 0 muy poco o inexistente
y 10 demasiado) qué tan acosadas se habían sentido
el último año y, para nalizar el cuestionario, se
les pidió de manera opcional a las encuestadas
si deseaban compartir un testimonio de alguna
circunstancia que hayan vivido relacionada al acoso.
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orden; sin embargo, este número resultaba
proporcionalmente bajo al de las mujeres que
opinaron lo contrario.
Cuadro 2. Conductas y total de mujeres que
las consideran acoso (ordenadas
de mayor a menor)
Conductas Sí es No es
acoso
Nalgadas 65 0
Tocamiento de partes íntimas 65 0
Frotación de genitales 65 0
Besos sin consentimiento 64 1
Fotografías sin consentimiento 64 1
Persecuciones 64 1
Masturbarse frente a ti 64 1
Propuesta de acto sexual 62 3
Exhibicionismo 62 3
Miradas jas (20 segundos o ms) 57 8
Silbidos 54 11
Piropos 49 19
Fuente: elaboración propia.
En cuanto a la experiencia individual por conducta
(ver Cuadros 3 y 4), se observa que, a pesar de
lo mencionado anteriormente, los silbidos, los
piropos y las miradas son de hecho las interacciones
que más han padecido las encuestadas, seguido
de la frotación de genitales y el exhibicionismo
como cuarto y quinto lugar respectivamente; en
caso contrario, los besos no consensuados y el
tocamiento de partes íntimas como las que menos
frecuencia tuvieron en las encuestadas.
Gráca 1. Categoría por edades de las
encuestadas
Fuente: elaboración propia.
Cuadro 1. Escolaridad de las encuestadas
Escolaridad Total Porcentaje
Secundaria 9 13.8%
Preparatoria 29 44.6%
Licenciatura o postgrado 27 41.5%
Fuente: elaboración propia.
Se hizo el conteo total de las 65 encuestadas,
sumando cada una de las respuestas de las mujeres
y las conductas, para determinar cuáles de estas
se consideraban como acoso y cuáles no (ver
Cuadro 2). Los resultados reejan que las nalgadas,
el tocamiento de partes íntimas y la frotación de
genitales contra el cuerpo de la víctima, fueron
las conductas que sin lugar a duda son consideras
por todas como acoso sexual callejero; en caso
contrario, los piropos, los silbidos y las miradas
fueron las menos citadas como acoso en ese
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Cuadro 4. Conductas que más han padecido
las encuestadas en números (mayor a menor)
Conducta Sí les ha
pasado
No les ha
pasado
Silbidos 57 8
Piropos 51 14
Miradas jas (20 segundos o
más)
49 16
Frotación de genitales 41 24
Exhibicionismo 40 25
Persecuciones 37 28
Propuestas de acto sexual 27 38
Nalgadas 26 39
Fotografías sin consentimiento 22 43
Masturbación frente a ti 20 45
Tocamiento de partes íntimas 12 53
Besos sin consentimiento 6 59
Fuente: elaboración propia.
Cuadro 3. Conductas que más han padecido
las encuestadas (de mayor a menor)
Conducta Sí les ha
pasado
No les ha
pasado
Silbidos 88% 12%
Piropos 78% 22%
Miradas jas (20 segundos o
más)
75% 25%
Frotación de genitales 63% 37%
Exhibicionismo 61% 39%
Persecuciones 57% 43%
Propuestas de acto sexual 41% 59%
Nalgadas 40% 60%
Fotografías sin consentimiento 34% 66%
Masturbación frente a ti 30% 70%
Tocamiento de partes íntimas 15% 85%
Besos sin consentimiento 9% 91%
Fuente: elaboración propia.
Cuadro 5. Frecuencia de conductas ordenadas por cantidad de veces ocurridas
de forma individual
Frecuencia total Nunca les ha ocurrido 1-3 veces 4-6 veces 7-10 veces Más de 10 veces
Nalgadas 39 24 2 - -
Besos sin consentimiento 59 5 1 - -
Tocamiento de partes íntimas 53 9 1 - 2
Frotación de genitales 24 22 4 2 13
Fotografías sin consentimiento 43 19 3 - -
Persecuciones 26 27 10 - 2
Exhibicionismo 25 29 9 2 -
Silbidos 8 8 6 2 41
Masturbación frente a ti 45 20 - - -
Miradas jas (20 segundos o ms) 16 12 7 5 25
Propuestas de acto sexual 38 18 5 - 4
Piropos 14 5 5 5 36
Fuente: elaboración propia.
Ahora bien, por frecuencia en cada una de las
conductas reejados en el Cuadro 5, aparecen los
silbidos, los piropos y las miradas las que se han
experimentado más de 10 veces en general; sin
embargo, es interesante percatarse cómo cada
conducta fue considerada y ninguna pasó
inadvertida en gran parte de las mujeres encuestadas.
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josé GuAdAlupe loeRA cAmAcho, diAnA AlejAndRA cAnul RosAdo y jAime montAlVo ReynA
En los Cuadros 7, 8 y 9 se muestran los datos por
frecuencia de acoso por cada conducta, divididos
en los tres grupos mencionados: 17 a 25 años,
26 a 39 años y 40 a 54 años. En el primer grupo
(17 a 25 años), las conductas que más han vivido
son las miradas, los silbidos y los piropos, seguido
de las persecuciones; en el segundo grupo (26
a 39 años), las conductas que más frecuentes se
reportaron fueron las mismas que el primer grupo,
sumado además el exhibicionismo. Por último,
El Cuadro 6 se segmentó por rangos de edades
(ver Grca 1), para realizar a mayor profundidad
el análisis de los resultados obtenidos ahora con la
variable de edad. Se aprecia un dato signicativo: en
los rangos de edad de 40 a 54 años, las conductas
que han generado controversia como las miradas,
los silbidos y los piropos, los porcentajes parecen
igualarse o incluso rebasar las mujeres que sí
consideran estas conductas como acoso a las que
no, aspecto muy diferente en las mujeres con menor
rango de edad.
Cuadro 6. Sí y no lo consideran acoso divididos por rangos de edad
Conductas y clasicación
por edad
17-25 años
(sí es
acoso)
17-25 años
(no es
acoso)
26-39
años (sí
es acoso)
26-39
años (no
es acoso)
40-54 años
(no es
acoso)
40-54 años
(no es
acoso)
Nalgadas 46 0 11 1 7 0
Besos sin consentimiento 46 0 11 1 7 0
Tocamiento de partes íntimas 46 0 12 0 7 0
Frotación de genitales 45 1 12 0 7 0
Fotografías sin consentimiento 43 3 12 0 7 0
Persecuciones 46 0 12 0 6 1
Exhibicionismo 45 1 12 0 5 2
Silbidos 40 6 11 1 3 4
Masturbación frente a ti 46 0 12 0 6 1
Miradas jas (20 segundos o
más)
42 4 11 1 4 3
Propuestas de acto sexual 45 1 11 1 6 1
Piropos 35 11 9 3 3 4
Fuente: elaboración propia.
en el tercer grupo (40 a 54 años) se mencionaron
las mismas conductas que se mencionan en los
grupos anteriores, pero opciones como besos sin
consentimiento, persecuciones, exhibicionismo y
masturbación no se quedaron muy lejos. En general,
se resalta nuevamente la presencia de conductas
que, aunque pudieran ser menos tangibles que otras
de la misma lista, es probable que la escala de acoso
ayude a obtener una respuesta más clara.
35
universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
Cuadro 7. Frecuencia de conductas de acoso ocurridas en el rango de edad de 17 a 25 años
Frecuencia 17-25 (46 total) 1 (ninguna vez
les ha pasado)
2 (1-3
veces)
3 (4-6
veces)
4 (7-10
veces)
5 (más de 10
veces)
Nalgadas 28 17 1 - -
Besos sin consentimiento 42 4 - - -
Tocamiento de partes íntimas 39 7 - - -
Frotación de genitales 19 13 3 2 9
Fotografías sin consentimiento 28 15 3 -
Persecuciones 18 20 8 - -
Exhibicionismo 19 20 5 2 -
Silbidos 5 4 3 2 32
Masturbación frente a ti 35 11 - - -
Miradas jas (20 segundos o ms) 7 10 6 4 19
Propuestas de acto sexual 25 14 5 - 2
Piropos 8 4 2 4 28
Fuente: elaboración propia.
Cuadro 8. Frecuencia de conductas de acoso ocurridas en el rango de edad de 26 a 39 años
Frecuencia 26-39 (12 total) 1 (ninguna vez les ha
pasado)
2 (1-3
veces)
3 (4-6
veces)
4 (7-10
veces)
5 (más de 10
veces)
Nalgadas 7 5 - - -
Besos sin consentimiento 11 - 1 - -
Tocamiento de partes íntimas 9 1 1 - 1
Frotación de genitales 4 5 1 - 2
Fotografías sin consentimiento 9 3 - - -
Persecuciones 8 2 1 - 1
Exhibicionismo 3 9 - - -
Silbidos 3 - 3 - 6
Masturbación frente a ti 9 3 - - -
Miradas jas (20 segundos o ms) 3 1 1 1 6
Propuestas de acto sexual 7 3 - - 2
Piropos 2 1 2 1 6
Fuente: elaboración propia.
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Cuadro 9. Frecuencia de conductas de acoso ocurridas en rango de edad de 40 a 54 años
Frecuencia 40-54 (7 total) 1 (ninguna vez les ha
pasado)
2 (1- 3
veces)
3 (4-6
veces)
4 (7-10
veces)
5 (más de 10
veces)
Nalgadas 4 2 1 - -
Besos sin consentimiento 6 1 - - -
Tocamiento de partes íntimas 5 1 - - 1
Frotación de genitales 1 4 - - 2
Fotografías sin consentimiento 6 1 - - -
Persecuciones 2 3 1 - 1
Exhibicionismo 2 1 4 - -
Silbidos 2 1 - - 4
Masturbación frente a ti 2 5 - - -
Miradas jas (20 segundos o ms) 4 1 - - 2
Propuestas de acto sexual 5 2 - - -
Piropos 4 - 1 - 2
Fuente: elaboración propia.
En la Grca 2 se muestra la Escala de Acoso, en
la que se realizó una subdivisión por número de
personas que mencionaron el nivel de acoso que
habían padecido el último año. El número que
más se mencionó fue 8, seguido de 7 y después 5.
A su vez, se concluyó un promedio general, cuyo
resultado total fue 5.93. Es importante especicar
que, a pesar de que la Escala de Acoso se medía
en términos subjetivos, los parámetros que se
manejaron para la aplicación de esta misma fueron
muy claros (0 como haberse sentido poco acosada
y 10 como muy acosada).
De igual forma, se les pidió a las encuestadas
que mencionaran tres zonas o espacios públicos
en Cancún, en donde se hayan sentido más
acosadas, entre las que más destacaron fueron:
el crucero, plaza “Las américas”, el transporte
público (autobuses, taxis, etcétera), el parque de
“las palapas” y las estaciones de autobús de plazas
concurridas.
Gráca 2. Escala de Acoso del 0 al 10 (siendo
0 nada y 10 bastante, para medir qué tan
acosadas se han sentido el último año)
Fuente: elaboración propia.
37
universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
Testimonios
A continuación, se citan algunos de los testimonios
voluntarios que compartieron algunas de las
encuestadas:
“Una vez estaba caminando por el parque de las
palapas y frente a m venan caminando dos chavos
al pasar a mi lado uno de ellos me dio una nalgada,
mi primera reacción fue voltear y darle un golpe en la
cara, para lo cual se fueron”.
“Por mi casa (paseos Kabah, Cancún) tres tipos
me agarraron e intentaron subirme a un auto, pero
forcejeando pude escapar y correr”.
“Una vez un señor se me acercó para pedirme una
dirección, al intentarle explicar volteó hacia atrás para
buscar la dirección, luego de nuevo hacia l, veo que se
está masturbando para lo que despus me fui rápido
de ah”.
“Caminando por la calle un señor del otro lado me vio
y comenzó a masturbarse, me estaba diciendo que vaya
con l, pero solo lo ignor”.
“Una vez me vena siguiendo un coche yendo hacia mi
casa, se orilló frente a m y vi que era un sujeto que se
estaba masturbando”.
“He preferido ya no volver a salir sola para evitar este
tipo de situaciones”.
“Me ha pasado de todo, llevando mis hijos a la escuela
me han perseguido, me han dicho piropos y otras cosas
desagradables”.
“Una vez en un camión me quedé dormida y me
percaté que el señor que estaba al lado de mí comenzó
a tocar mis pechos, me despert súbitamente pero ya
no dije nada”.
“En los camiones me pasa muy seguido, cuando se
llenan se han frotado contra mi cuerpo”.
“Durante mi trabajo unos turistas me estaban
tomando fotos y luego más pasados de conanza
comenzaban a decirme cosas incómodas”.
“El mismo hombre lo vi 3 veces en 3 diferentes
lugares, siempre haca lo mismo, se bajaba de su coche
y se masturbaba frente a m”.
“Un hombre en su moto me comenzó a seguir, se
acercó a m y me estaba ofreciendo $1500 para irme
a un motel con l”.
CONCLUSIONES
El acoso sexual callejero (ACS) es una práctica
vista diariamente en los espacios públicos, tanto de
la ciudad en donde se llevó a cabo este trabajo de
investigación como en muchos otros lugares del país,
e incluso del mundo. Es una situación que viven con
más cotidianeidad las mujeres, independientemente
de sus características individuales. Esta serie de
encuestas que se hicieron fue a mujeres de diversos
rasgos y particularidades, tanto físicas como
económicas, de edad, escolaridad, entre otras, lo
cual comprueba la idea principal antes expuesta;
incluso podría parecer irónico como el ACS no
discrimina hacia quién va dirigido. La mayoría de las
mujeres, independientemente de sus características,
lo consideren o no violencia, la han vivido por
igual, es por esto que se decidió analizar desde un
enfoque de género.
Hablar de acoso es referirse más bien sobre
un tipo de interacción y de diversas conductas
asociadas a esta, no necesariamente de todas en su
conjunto, hubo mujeres que se sintieron acosadas
con menos conductas y con menos frecuencia;
a su vez, otras decían que, aunque habían sido
más frecuentadas en este tipo de ataques, no
demostraban un alto nivel de disconformidad en
la Escala de Acoso. ¿A qué se debe esto? Una de
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josé GuAdAlupe loeRA cAmAcho, diAnA AlejAndRA cAnul RosAdo y jAime montAlVo ReynA
Sumado a todo lo anterior, parece que de
manera general y en un porcentaje amplio, para
algunas fue un poco más complicado categorizar
las micro interacciones; es decir, las conductas
que, aunque no sean tangibles, siguen produciendo
malestar en quien las recibe; la mayor parte de estas
son de modalidad psicológica (piropos, miradas y
silbidos). Para algunas, y en gran parte a las mujeres
más adultas, estas conductas no eran consideradas
como ASC. Una de las hipótesis ante este dato
es que posiblemente tenga que ver con que estas
conductas están disfrazadas, y por lo tanto, pueden
pasar casi desapercibidas; además de que no son
visiblemente demostrables, quedando como un
secreto entre los interactuantes, lo que congura a
la perfección el mismo rol de otros ataques sexuales.
Otro grupo de mujeres mencionaron que los
piropos eran parte de la cultura y que en tiempos
anteriores eran símbolo de elogio. Para algunas, los
piropos no eran considerados como violencia, en
este caso se estaría hablando de consentimiento
(temática y variable para otra investigación), sin
embargo, se retomaron en el actual trabajo por
cumplir con las características de las otras conductas:
no son pedidas o deseadas y provienen de un
desconocido, así que queda cuestionarse: ¿todo lo
que culturalmente es inherente a nosotros como
sociedad, es realmente una cultura de respeto?
Para concluir, es necesario hacer énfasis
en lo que implica la cultura del ASC, puesto que
en una sociedad donde hay pensamientos que
estn amoldndose a la nueva losofa contra la
violencia de género, es necesario voltear a ver con
detenimiento este problema y preguntarse: ¿es el
ASC el preámbulo hacia otro tipo de violencia hacia
la mujer más grave? Probablemente sí, puesto que, si
la educación de los valores se da a partir de cambiar
las conclusiones propuestas por el autor es que la
normalización de estas interacciones juega un papel
importante en este sentido, puesto que el acoso es
algo que se vive rutinariamente y a veces no hay de
otra opción más que la de adaptarse en cuanto a
vestimenta, sitios públicos que evitar, etcétera. Por
ello, se llega a un punto en el cual no hay más que
decir: “Es parte de mí”, “Así es la sociedad” o “Así
crecí y nunca fue mal visto”.
Otra conclusión podría ser que el
consentimiento es un factor que juega mucho en
este tipo de interacción, puesto que cuando una
conducta es aceptada por la mujer en cuestión,
esta deja de considerarla acoso. El tema sobre los
piropos, por ejemplo, se vio encerrado en esta
cuestión: para algunas mujeres hay piropos que
no violentan. Ocurrió algo muy parecido con los
silbidos y las miradas, puesto que podría parecer
que estas no son comprobables, pero para algunas
mujeres hay miradas que sí acosan. Estas tres
conductas se utilizaron para esta investigación por
cumplir con las características en el marco teórico;
en resumen, estas variables son temas abiertos para
otra investigación.
Un dato revelador fue el hecho de que
pareciera que las nuevas generaciones por
categoría de edad, van hacia un nuevo paradigma;
es decir, es importante destacar que aunque no con
todas fue de esta manera, una signicativa parte
de las mujeres más adultas fueron las que menos
decían sufrir conductas de acoso, incluso algunas
mencionaron abiertamente al encuestador que “las
mujeres de hoy en día exageraban”, lo cual da un
índice del cambio de perspectiva de la violencia que
existe hoy día, el cual desde el punto vista particular
del autor “hay una transición de paradigmas y
estamos viviendo ese cambio”.
39
universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
la perspectiva de las acciones que aparentemente
son inofensivas como las doce conductas del
acoso, sería más convincente la idea de que se vive
en una sociedad de más respeto hacia las mujeres
y de más intolerancia hacia los que ejercen estas
conductas. El ASC parece que es un tema que se ha
insertado en la cultura de lo socialmente aceptado y
ha permanecido ahí un largo tiempo; pareciera que
poco a poco intenta ser expulsado de esta, más en la
época actual en la que los movimientos feministas
y la deconstrucción de las masculinidades se van
haciendo cada vez más presentes.
La iniciativa de este proyecto de investigación
va dirigida hacia los académicos y todo aquel que
estudia o ha vivido en alguna situación de estas.
Es una invitación no solo a las autoridades sino a
la sociedad y a la familia como organismo celular,
para educar y moldear a las siguientes generaciones
en un espacio de mutuo respeto. Institucionalmente
es también una oportunidad de hacer un giro hacia
este conjunto de acciones y procesos, puesto que se
ha visto con gran indiferencia en cuanto al castigo
a los que ejercen estas conductas, que para la gran
mayoría de las mujeres es considerado un acto
deliberado de violencia. En general, el acoso sexual
callejero es un tema de estudio multifactorial, pero
con un solo origen muy denido: la violencia
de género hacia la mujer. El número de mujeres
que viven situaciones de acoso diariamente sigue
subiendo y es necesario comenzar a hacer eco
e indagar ms en este campo cosicado de las
mujeres.
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josé GuAdAlupe loeRA cAmAcho, diAnA AlejAndRA cAnul RosAdo y jAime montAlVo ReynA
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sexuado-el-caso-del-acoso-callejero-
desde-un-enfoque-de-genero/
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universciencia - año 20 - núm. 59 - 2022 - issn 1665-6830
ANEXO
CUESTIONARIO DE ACOSO SEXUAL CALLEJERO
Loera, J. y Canul, D., Montalvo, J.
Edad Nivel educativo Ocupación
Lugar de residencia
Encuestador: Marca con una X las conductas que personalmente son consideradas por la mujer
encuestada como Acoso Sexual Callejero.
Sea “Sí” o “No” la respuesta anterior, menciona la frecuencia padecida a lo largo de la vida de tu
encuestada:
1. Ninguna
2. 1-3 veces
3. 4-6 veces
4. 7-10 veces
5. Más de 10 veces
N. Conducta Frecuencia
1 Nalgada Si( ) No ( ) 1 2 3 4 5
2 Besos sin consentimiento en la calle Si( ) No ( )
3 Tocamiento de partes íntimas Si( ) No ( )
4 Frotación de genitales contra tu cuerpo Si( ) No ( )
5 Fotografías sin consentimiento Si( ) No ( )
6 Persecuciones Si( ) No ( )
7 Exhibicionismo Si( ) No ( )
8 Silbidos Si( ) No ( )
9 Masturbación frente a ti Si( ) No ( )
10 Miradas jas por ms de 20 segundos Si( ) No ( )
11 Propuestas de acto sexual de un desconocido Si( ) No ( )
12 Piropos Si( ) No ( )
42
Reconociendo el Acoso sexuAl cAllejeRo como ViolenciA de GéneRo hAciA lA mujeR en méxico 2021 -
josé GuAdAlupe loeRA cAmAcho, diAnA AlejAndRA cAnul RosAdo y jAime montAlVo ReynA
De acuerdo a tu experiencia, menciona 3 lugares o zonas donde has experimentado alguna vez o con mayor
frecuencia alguna situación/conducta de Acoso Sexual Callejero: ______________________________________
________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________
Del 0 al 10 indica que tan acosada te has sentido en el último año: ________________________
Menciona alguna experiencia personal en donde hayas sido víctima de acoso (opcional):
________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________
Notas: Importante ser objetivo y no mencionar tu punto de vista personal ante el Acoso Sexual Callejero, no
persuadir para que la persona encuestada dé una respuesta concreta.
Toma en cuenta la denición de Acoso Sexual Callejero retomada por los autores de esta investigación en el
apartado “Denición por conrmar”, puesto que, si hay que aclarar las conductas hacia la persona encuestada, la
denición tiene que ser clara (interacción entre desconocidos en un espacio público).
Contacto
Psicólogo José Guadalupe Loera Camacho jloeracamacho@gmail.com
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