
El amor En tiEmpos dE pandEmia -
daniEl alEjandro GonzalEz loranca
propia sustancia de sujeto propietario de sí mismo”
(Esposito, 2009, p. 81, 81). De esta manera, la
inmunización parte de dos premisas fundamentales:
1. La conservación íntegra de la propia sustancia. 2.
El sujeto propietario de sí mismo.
Por consiguiente, se puede referir que los
tiempos de pandemia son tiempos inmunitarios,
atravesados por la lógica de la biopolítica, de
esta manera, la característica de estos tiempos
es el centramiento en la vida y, sobre todo, en la
preservación de sí y no en la comunidad, en la medida
en que se es propietario de sí, se privilegia una cuestión
individualista que separa a los sujetos de los otros.
Aunado a este escenario, la condición de
no tener obligación respecto al otro toma un
papel protagónico en la actualidad, puesto que
tal situación pareciera convertirse en un requisito
para que el sujeto sea propietario de sí. Es en esos
términos que puede argumentarse que “Nuestro
prójimo ha sido abolido” (Agamben, 2020, p. 33).
Ahora bien, lo que es preciso recalcar es que
las estrategias, tácticas, técnicas, protocolos, planes
y formas de intervención planteadas, desarrolladas,
gestionadas y ejecutadas para hacer frente a este
fenómeno, por más novedosas que sean, están
constituidas con base en la lógica biopolítica
e inmunitaria debido a que todas ellas están
encaminadas a la preservación de la vida sobre
todas las circunstancias y, por ello, a resguardar la
propiedad íntegra de los sujetos sobre sí mismos. Por
esta razón, los análisis que tomen en consideración
el fenómeno de la pandemia no deben enfocarse
en estas supuestas nuevas formas de intervención,
sino en que la lógica biopolítica e inmunitaria que
las posibilita no ha cambiado. La razón que las
sigue sosteniendo es el aumento de la producción,
Por ello, el control, la administración, la vigilancia
y la gestión de la vida y las poblaciones se vuelven
importantes debido a que lejos de reprimir las
formas de vivir, lo que hacen es normalizarlas para
multiplicar sus fuerzas productivas, en torno a esto,
se insiste con ahínco, deben girar los análisis que
pretendan dar cuenta del fenómeno de pandemia.
Como consecuencia del análisis realizado
en el párrafo anterior, se plantea que un efecto
de la cuarentena y el aislamiento voluntario es
la abolición del otro, por lo que para hablar de
relaciones amorosas es importante plantear la
interrogante ¿De qué forma puede pensarse el amor
en estos tiempos de pandemia, o mejor dicho, en
estos tiempos de biopolítica y de inmunización? En
primera instancia, habría que recordar una frase de
Barthes en la que arma que “el discurso amoroso
es hoy de una extrema soledad. Es un discurso
tal vez hablado por miles de personas (¿quién lo
sabe?), pero al que nadie sostiene” (2019, p. 15).
El planteamiento del autor deriva en que se
puede hablar del amor, sobre él y en su nombre,
pero que, sostener las implicaciones de amar es otra
cosa que nadie hace. Aunque ¿en dónde reside esta
complicación? ¿por qué, según Barthes, es algo que
nadie puede sostener?
Esta idea que propone Barthes orilla a
reexionar acerca del amor, por esta razón es
importante recordar la enseñanza de Diótima a
Sócrates en el Banquete, que rescata Platón a través
de una conversación con Aristodemo. Sócrates
pregunta a Agatón sobre la naturaleza del amor
dando cuenta de que eros es amor de algo (Platón,
2010). Prosiguiendo con el diálogo, el lósofo
entrelaza amor y deseo llevando a Agatón a la
conclusión de que ambos se realizan cuando ese
“algo” no se posee. Subsecuentemente, Sócrates
plantea que en caso de que ese algo se posea, a lo
que se aspira es a no sólo poseerlo en la actualidad,
sino en el futuro también (Platón, 2010).
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