los pistoleros
Resumen
Este trabajo sostiene el argumento de que los pistoleros, o guardias blancas, asesinaron a los campesinos durante la etapa agraria en la Sierra de Chiconquiaco, del centro de Veracruz, entre 1930 y 1960, esto debido a las disputas de las grandes extensiones de tierra sujetas al reparto agrario, donde se generó violencia y asesinatos contra líderes agrarios, con poder local y regional, provocado por el grupo de poder económico y político, cuyo centro de operaciones era la Hacienda de Almolonga, en el municipio de Naolinco. Los hombres armados por Manuel Parra, conocido como “La Mano Negra”, formado por los pistoleros Rafael Cornejo Armenta, los hermanos Emilio, Miguel y Armando Armenta Barradas, los hermanos Hugo y Arturo Izquierdo Hebrard, que fueron quienes protegieron los intereses de los capitalistas agroindustriales, cobijados bajo el Partido Nacional Revolucionario y por militares de alto rango, así como gobernadores del estado, quienes sembraron la violencia, el terror y el miedo en el centro de Veracruz.
Palabras clave:
Pistoleros, Régimen, Violencia.
como sistema de control
DEL RÉGIMEN EN VERACRUZ, 1930-1960
Osvaldo Arturo
Romero¹
universciencia
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Abstract
This work supports the argument that gunmen or white guards murdered peasants during the agrarian stage in the Sierra de Chiconquiaco, in the center of Veracruz between 1930 and 1960, was due to disputes over large tracts of land subject to distribution Agrarian, where violence and assassinations against agrarian leaders, with local and regional power, was generated by the group of economic and political power whose center of operations was the Hacienda de Almolonga, in the municipality of Naolinco. The men armed by Manuel Parra, known as La Mano Negra, formed by gunmen Rafael Cornejo Armenta, brothers Emilio, Miguel and Armando Armenta Barradas and also Hugo and Arturo Izquierdo Hebrard, who protected the interests of the agroindustrial capitalists, sheltered Under the National Revolutionary Party and by high ranking military men, as well as state governors, who sowed violence, terror and fear in the center of Veracruz.
Keywords:
Gunmen, Regime, Violence.
Fecha de recepción: 8-junio-2017
Fecha de aceptación: 18-julio-2017
La región de la Sierra de
Chiconquiaco
La región se ubica en la parte norte de Xalapa, formada por una cordillera de la Sierra Madre Oriental, sobresalen las altas montañas como el Cerro del Borrego, con un paisaje del bosque de niebla y lomeríos, en los municipios Chiconquiaco, Juchique de Ferrer y Yecuatla, y con una prolongación de cerros escarpados, juntándose en la planicie de Barlovento, en Colipa y en Vega de Alatorre, donde el mar une los ríos Colipa, Juchique y Misantla, desembocando en el Golfo de México. El panorama cerril de pinos, con frutos como pera, manzana, durazno y los alcatraces, con
escaso ganado vacuno, y una mayoría de borregos y cabras, que han cedido hoy a las siembras de maíz y frijol de temporal.
En el intermedio de la serranía, el café dominaba la economía hasta finales de 1980; en la planicie, el chile verde, la sandía y el melón, casi inexistentes, al lado de naranjas, guanábanas, chalahuites, anonas, jobos y pumarrosas, compartían vastas tierras de agostadero con ganado vacuno, algunos cebús -en 1946 llegó la partida más importante a Veracruz-, y en la boca del mar, en Colipa, el café arábiga (caturra y otros de mayor calidad), sin altura adecuada, humedad y nutrientes de la tierra, apenas conjuntaban los intermediarios para vender en el Instituto Mexicano del Café, en Yecuatla.
En 1974, entra en servicio la carretera Xalapa-Naolinco-Misantla (El Regional, 16 de septiembre de 1954; citado en Chiconquiaco. Enciclopedia Municipal Veracruzana, 1998), comunicándose las partes bajas de Colipa, Juchique de Ferrer y Yecuatla, con la capital del estado, comercializándose en la parte baja: naranja, café pergamino, chiles verdes y secos, marihuana, y adquiriéndose de la capital, mercancías y abarrotes. La gente de Yecuatla iba a Misantla a caballo por una brecha, porque los automotores iniciaron a circular en 1945, según José Luis Melgarejo (1960: p. 243), cuando se comunicó Misantla con Martínez de la Torre, y, desde 1941-1944, existió la carretera Teziutlán, Casitas-Tecolutla, Papantla-Poza Rica. Los pueblos de la parte baja de la sierra: Yecuatla, Juchique y Colipa, salían a comerciar productos comestibles y abarrotes en Misantla, y formaban una vecindad con Martínez de la Torre y Tlapacoyan, Veracruz, y Teziutlán, Puebla, donde la casa Barrientos era el principal abastecedor de abarrotes de Yecuatla; Martínez de la Torre tomó gran auge después de 1940, con la producción de naranjas (Melgarejo, 1960). Las avionetas que merodeaban los escarpados cerros dejaron de ser útiles para los adinerados viajeros en Colipa, Juchique de Ferrer y Misantla. Todo este escenario era constitutivo de las condiciones en las que la región se encontraba al momento que ocurrió la violencia.
Los matones de Manuel Parra,
dominan la región cafetalera
La región cafetalera de Misantla-Yecuatla-Juchique de Ferrer, compuesta también por tierras agrícolas y pastizales para ganado, fue motivo de codicia y apropiación del cacique Manuel Parra, La Mano Negra, de la Hacienda de Almolonga, apoyado por el gobernador Gonzalo Vázquez Vela (1932-1936) y por el gobierno federal.
A mediados de los años 30, Parra había extendido sus intereses y relaciones hacia el centro del estado de Veracruz. El amo adquirió extensos potreros para ganado de carne ubicados frente a las costas del Golfo, Colipa, Juchique de Ferrer, Brazo Seco y Vega de Alatorre. Algunas docenas de ganado lechero se criaban en Almolonga; el queso y la leche únicamente se los compraban al patrón (Toral, 2011, p. 158).
Debido a las relaciones políticas a nivel nacional, fue como Parra logró el apoyo militar de Pablo Quiroga Escamilla, subsecretario de la Secretaría de Guerra y Marina y de militares como Heriberto Jara Corona, interesándose en el control y represión de las organizaciones campesinas veracruzanas, promoviendo la creación de sindicatos blancos en
ciertos ingenios como el Modelo de Cardel, donde tuvo enfrentamientos armados con campesinos de la Liga Roja y de la Confederación de Trabajadores de México. Asimismo, apoyó a la liga Blanca relacionándola con los hermanos Armenta, guardias blancas de Juchique de Ferrer (Toral, 2011, pp. 181,186). El apoyo de la gubernatura y los militares, hicieron que La Mano Negra tuviera un gran poder desde el norte de Almolonga, municipio de Naolinco, hasta la costa del Golfo de México. Veamos:
El control de la serranía de Chiconquiaco lo ejercieron los hermanos José y Manuel Viveros, de Alto Tío Diego. En los alrededores de la hacienda de Almolonga, vigilaban Pedro Herrera, Carlos Espadilla e Ignacio Márquez. Entre los pistoleros más cercanos de Parra estaba Rafael Cornejo Armenta, Emilio, Miguel y Manuel Armenta, dueños de la hacienda Villa Rica, en Plan de las Hayas, municipio de Juchique de Ferrer. Fueron hombres fundamentales del despotismo contra los líderes y las comunidades agrarias. El amo los utilizaba para efectuar trabajos especiales debido a su reconocida eficacia como asesinos profesionales. Ellos mataron a Salvador González y a Carolino Anaya, quien fue presidente municipal de Xalapa en 1931 y participó en la fundación de la Confederación Nacional Campesina (Toral, 2011, p. 191).
Vista actual de la Hacienda de Almolonga, Ver.
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El 25 de junio de 1936, el candidato a la gubernatura de Veracruz, Manlio Fabio Altamirano, fue asesinado por Rafael Cornejo Armenta (otros dijeron que Armando Armenta), en el Café de Tacuba de la Ciudad de México, por el hombre de confianza de la Mano Negra, Manuel Parra.
En Veracruz, en la lucha por la repartición de la tierra -haciendas y latifundios-, el movimiento agrarista, incluyó el terror y la violencia de actores, como los encumbrados y ricos caciques regionales, que al respaldo de gobernadores, militares y políticos locales, que en voz de Melgarejo Vivanco (1960), es visto así:
En Veracruz el grupo zapatista, que comandaron generales como Ponciano Vázquez, Vicente López, mantuvieron una lucha desigual y tenaz; Gobernadores como Adalberto Tejeda calarían muy hondo en la gratitud campesina; pero indudablemente los labriegos veracruzanos vivieron su máxima epopeya cuando tuvieron que defender sus tierras, sus vidas, las de sus mujeres y sus hijos, frente a la barbarie inconcebiblemente sanguinaria de la “mano negra”, con centros en Almolonga, Plan de las Hayas, Actopan, pero con apoyos en políticos encumbrados, en la Jefatura Militar, y en la propia Secretaría de Guerra y Marina; la violencia de las luchas agrarias hacen concluir que, casi no existen ejidos veracruzanos donde los trabajadores del campo no hayan tenido que derramar su sangre generosa (Melgarejo, 1960, p. 211)
El cacique Manuel Parra contaba con un gran radio de acción violenta que involucraba Naolinco, Colipa, Juchique de Ferrer, Plan de las Hayas, Actopan, Alto Tío Diego, La Sierra de Chiconquiaco y la parte sur de Veracruz, donde contaba con seguidores y pistoleros que se oponían a las políticas de reparto agrario. El conflicto generado entre los campesinos que luchaban por contar con un pedazo de tierra para sus cultivos, los latifundistas que tenían a sus órdenes a las guardias blancas, o pistoleros que dependían de hombres fuertes y sanguinarios, como la Mano Negra y el gobierno, que involucraba a los militares para dar protección a los caciques que realizaban el trabajo sucio en la oposición del reparto de las tierras, constituyó un gran fenómeno
violento que diezmó a la población campesina y ciertos luchadores sociales, que murieron a punta de pistola por matones del gobierno. La lucha de los terratenientes contra la población campesina, no era exclusivo de ciertos municipios centrales de Veracruz, porque en Yecuatla, donde un hombre arriero de mulas, que comerciaba hasta Xalapa, se encumbró antes de 1950 en la sociedad de hombres ricos, pero optó por la defensa y ayuda de los pobres, pero cambió a una actitud prepotente y arbitraria cuando estuvo en la presidencia municipal, puesto que, dependía del poder de los hermanos Armenta de Juchique de Ferrer, pero, el grupo de poder al que se había incrustado, provocó su caída. Pasemos a ello.
Yecuatla, la comunidad de raíz totonaca, en 1934, contaba con una iglesia de piso de tierra y techo de dos aguas con teja, un kiosko de dos pisos con techo de teja y una fuente de agua. El templo católico lo tiraron Miguel García Julio, Raúl Méndez Sangabriel y Damián Méndez Arguelles, construyéndola de concreto por 1946, con una nave y una torre. Cuando ellos eran del mismo grupo de poder mantuvieron lazos familiares y políticos con intereses comunes. Éstos constituían un grupo de poder basado en la intermediación de la compra de café a bajos precios. Las casas de los ricos, como Esteban Méndez y de Raúl Méndez, eran de concreto, porque la de Damián Méndez era de madera. Las calles de la comunidad eran de piso de tierra y otras recién empedradas.
En 1945, Yecuatla contaba con tres medianos productores y compradores de café: Esteban Méndez, el padre de Raúl Méndez Sangabriel, quien para 1962-1963 se volvió el mayor comprador particular, después de Beneficios Mexicanos de Café; Damián Méndez Argüelles y su hermana Romualda Méndez, cuyo capital de Raúl Méndez fue una herencia que dejó a sus tres hermanos, pero Raúl Méndez maniobró a su favor con la ayuda del abogado Leonel Casas Rodríguez, quedándose con las tierras y el establo de vacas lecheras. El segundo contaba con un beneficio de café en el centro del pueblo, potreros y ganado vacuno; la última
productora fue esposa de un ex-presidente municipal, Miguel García Julio, un ex-arriero de mulas que compraba mercancía en la ciudad de Xalapa y que acumuló cierto capital, asesinado cuando estaba en el mandato de presidente municipal en 1955.
En 1942 se estableció la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana Sociedad Anónima (CEIMSA), con oficina en el centro de Yecuatla, dedicada a vender maíz, frijol y otros productos, como a la compra de café. El gobierno de Manuel Ávila Camacho implantó un rígido control de los precios de los productos básicos, debido al fuerte proceso inflacionario que el mismo gobierno había provocado por el alto gasto realizado, y se creó la Nacional Distribuidora y Reguladora, S. A. (NADYRSA), el 18 de junio de 1941 (Azpeitia, 1994, p. 37). Sin embargo, debido al desabasto ocurrido en el país en 1943, la NADYRSA, la CEIMSA, y los bancos Agrícola y Ejidal, se constituyó el consorcio con la facultad de fijar los precios mínimos y comprar algunos de los productos básicos (Azpetia, 1994, p. 39). José Luis Melgarejo (1960: p. 222) dice que a partir de 1954, por impulso de CEIMSA, se construyeron bodegas en Pánuco, Tihuatlán, Martínez de la Torre, Cruz Blanca, Cardel y Acayucan. La empresa CEIMSA en Yecuatla contaba con un beneficio de café, que años posteriores a 1970 existieron otras empresas pequeñas procesadoras de café, junto a un riachuelo llamado La Garza y las márgenes bajas del río Pasocuco (un afluente del río Colipa), con acceso al agua que entubaron desde la parte alta y que permitió generar energía eléctrica, a parte de la población alumbrada, con quinqués de petróleo en las noches.
Tanto la CEIMSA como Beneficios Mexicanos de Café, S. de R. L. (iniciado su representación en 1949), constituyeron los compradores casi absolutos del café cereza, seco de agua y pergamino, al grado de desplazar a compradores locales y regionales, con lo que obtuvieron el control de la población
campesina cafeticultora hasta 1984, cuando el Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ) cerró sus puertas de comercialización.
En 1950, los poderes locales de los hombres ricos por la producción y comercialización de café, las tierras que rebasaban la propiedad privada y la ganadería, y el Estado Mexicano, contaban con un ayuntamiento entre la población, escuela primaria del estado, una empresa comercializadora de café y el Partido Revolucionario Institucional como único mecanismo político de articulación, con todos los sectores civiles, entre otros actores con poder, que jugaban un papel importante en la designación de los dirigentes y los proyectos políticos del pueblo. Eran una sociedad dominada por la cafeticultura, con un grupo con gran capital y poder, y donde muchos campesinos totonacos tenían sus pequeñas fincas de café sembradas con plátanos, chiles, guanábana y ocupaban el árbol de chalahuite o plantas de plátano, para generar sombra, distribuyendo el tiempo entre sembrar maíz y frijol, y destinar trabajo (podar, limpiar y fertilizar) y dinero para la cafeticultura, cuyos precios oscilaban internacionalmente, sin que contaran con un mecanismo económico que les favoreciera, porque estaban a las manos de la CEIMSA y los acaparadores o coyotes locales, que compraban a bajo precio el café y que, posteriormente, lo vendían a la empresa estatal, o a los Barrientos de Teziutlán, Puebla, y más tarde a los Riaño, en Xalapa, Veracruz.
Con la pistola en la mano: a hierro mata, a hierro muere
En Yecuatla, en las noches de 1955, los quinqués con petróleo alumbraban en las casas, y era frecuente escuchar a lo lejos, en la casa de Herculano Palomino, llegar gente y hablar en voz baja, para no dar cuenta de quién iba a las reuniones nocturnas. Más allá de las once de la noche, cuando la CEIMSA o BEMEX, dejaban de generar energía eléctrica, la oscuridad invadía las calles y las casas de ricos y pobres las envolvía la penumbra. Los que llegaban a casa de Herculano, eran más de veinte hombres, que sin importar ser reconocidos en la penumbra, azotaban el portón de la entrada.
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Según una informadora fallecida en 2012:
Que fueron veinte los que pagaron de 500 pesos, los que cooperaron para matar a Miguel García: Lucas Palomino, esposo de Chepa lo mató, que llevaba mucho dinero- dijo mí esposo, una pistola buena y su buena lámpara. Entonces no había carro para ir a Misantla. Había brecha, todo era a caballo, en mulas. Llevaban de Xalapa la mercancía en mulas. El difunto Miguel García, era arriero cuando era soltero (Informadora ama de casa, 83 años, vecina de Yecuatla).
El arriero Miguel García Julio, contaba con una recua de mulas para transportar mercancías, logrando cierto capital y mantuvo amistad con la familia compradora de café y criadora de ganado vacuno. Una de esas jóvenes se enamoró y casó con él, procreándo dos hijos. La informadora lo dijo así:
El difunto Miguel García siempre estaba en casa de ellas, pero no sabían quién era la novia, pero no sabían si era Elena o Romualda, pero pidió a Romualda (Informadora ama de casa, 83 años, vecina de Yecuatla). Cuando mataron a Miguel García, (…) La chiva Mora dicen que iba a matar a Miguel García. A Miguel no lo querían porque apoyaba a los pobres, que hacía mucho por los pobres, que hacía fiesta y hacía toros. No lo querían Raúl Méndez, Damián Méndez, Sotero Méndez, Herculano. Hacían juntas en la noche: “Yo oía el portazo porque dormía en la salita”, “mi esposo ni supo porque andaba con las pitufas (prostitutas) con don Juan Vaca, emborrachándose, allá con doña Sotera, que tenía una cantina. Vendía puro aguardiente, con un vaso de agua, no se usaba el refresco”. Si había luz en el pueblo hasta las once, y la quitaban. “Ellos, ya habían sido presidentes municipales: Sotero Méndez, Raúl fue después, Cruz Paredes” (Ibid, ama de casa de Yecuatla).
La viuda acusó a su madre, diciéndole que: “ahora si ya quedaron muy bien, ya dejaron a mis hijos sin papá”. Anterior a la designación de presidente municipal, Miguel García Julio, él pertenecía a un grupo de poder hegemónico que mantenía el control del poder político; pero cuando subió al mandato se pelearon debido a la imposición de un candidato futuro, que disgustó al mandatario, al grado que tomó actitudes de golpear la gente a
pistoletazos, como hizo con quien después lo asesinó.
En el entierro de Miguel García, se fue a sentar doña Gabina (nombre ficticio) al lado de la viuda, “ahora sí quedaron muy bien, dejaron a mis hijos sin papá”; Doña Gabina dijo, “que ella no sabía nada”. Eran por envidias que tenían ellos (Ibid, ama de casa de Yecuatla).
El asesinato del presidente municipal en 1955, fue interpretado por la informadora como la envidia de una familia adinerada y con poder sobre un hombre con carisma, y que ayudaba a los pobres. Sin embargo, cabe decir que también usaba el poder que le confería el cargo, tomando actitudes despóticas y arbitrarias, como dijo un expresidente municipal priista: quería hacer como los caciques, los Riaño de Juchique de Ferrer, que golpeaban a la gente, la maltrataban y la colgaban.
La informadora dijo que a “Lito” Melgarejo se lo encontró una mañana cuando estaba crudo, y le dio un golpe en el estómago, entre juego y burlón; Lito Melgarejo murió ese día, más tarde vomitando sangre (Ibid, ama de casa de Yecuatla). El propio asesino de él, había sufrido en carne propia los golpes a punta de pistola que le profirió Miguel García. A éste ya lo quería matar la gente de su propio grupo político.
Era el bandolero la Chiva Mora, quien quería matar a Miguel García, pero una tarde de 1953, que andaba una niña por la calle Nicolás Bravo, cerca de la casa de don Ezequiel Hernández, vio cómo mataban a la Chiva Mora, según una informante:
…mi hija (…) nació en 1949 y a los cuatro años, fue en 1953, mataron a la Chiva Mora. Ella vio en la esquina de don Ezequiel Hernández: “lo mataron, lo taparon en una sábana, lo pusieron en una tabla y se lo llevaban”. A los ocho días empezó a decir, “nos van a matar, nos van a llevar en una tabla, nos van a llevar los policías”, eso era de todas las tardes, cuando el sol se metía y empezaba a oscurecer. Su abuelita decía, ya parece la mamá de Yero, que estaba loquita y decía cosas, como un loquito. El doctor Antonio Frutis Montes de Oca, de Xalapa, que hacía su servicio médico vio de parto a mi hijo que nació en 1947 y mi hija (…) en 1949 (informadora fallecida que fue ama de casa de Yecuatla).
Ésta última, la que hablaba desvariando en los atardeceres, mataron a la Chiva Mora, de qué:
La Chiva Mora de la política, que era un cacique, de los que mandaba alguien a matar y eso se hacía. La policía mataron a la Chiva Mora, los del Palacio, Fausto Segura. La Chiva Mora quería matar a Miguel García, entró al corredor y se fue con la pistola en la mano disparando, y lo mataron a él y al caballo le tocó tiros. La Chiva Mora de Carrillo Puerto, de un rancho, del Mirador para arriba, para la sierra, pero ya no doy. La Chiva Mora, dicen, que iba a matar a Miguel García (Ibid, ama de casa de Yecuatla)
En el relato que ocurre la supuesta muerte de La Chiva Mora, la informadora no recuerda en sus más de ochenta años, que la Chiva Mora no murió ese día ni en ese lugar, porque lo asesinó Melesio Hernández, en Carrillo Puerto. En esa ocasión, su hija pequeña vio como mataban al hermano de la Chiva Mora.
La Chiva Mora era un hombre fuerte, que se dedicaba a robar y saquear las casas,;con la pistola en la mano y su gavilla tras él, constituía un pistolero que por encargo se volvía un matón a sueldo, pero estaba fuera de las estructuras de la política y el dominio regional, del de Luis Landa; también se le vio por Juchique de Ferrer haciendo sus tropelías. En Yecuatla, cuando llegaba con sus pistoleros, la gente cerraba las casas y escondían a las mujeres para que no las violara; sin embargo, el propio Chiva Mora no “comía lumbre”, puesto que se sabía que no frecuentaba por el rumbo donde estaba localizado el edificio del BEMEX. Un informador, dijo:
La chiva Mora, se dedicaba a robar, al Beneficio no venía porque en esa casa de enfrente vivía uno al que le tenía miedo. Él tenía sus cosas, terreno, café. La chiva Mora tenía varios pistoleros enfrente del Bemex, uno de sus pistoleros lo mató. Cuando venía a Yecuatla todos cerraban las puertas porque tenían miedo (extrabajador del INMECAFE, vecino de Xalapa).
Magno Garcimarrero (2012), cuenta una versión del asesinato de la Chiva Mora, cuando, al abrir la tranca, le cae un machetazo por la yugular que tira la sangre a borbotones, con olor ocre hasta alcanzar la debilidad y la muerte. Esa descripción fenomenológica lleva a la etnografía del matón como un ser mítico, y describe cada minucia del acto y su final. Garcimarrero cuenta que el gobernador Marco Antonio, al igual que Miguel Alemán, puso en nómina a los mejores pistoleros. Veamos:
El gobernador Marco Antonio siguió el ejemplo de su padrino político Miguel Alemán: puso en la nómina a los mejores gatilleros y dejó correr un poco a los que de plano por cerreros e incontrolables, no se acogieron al impulso civilizador del sistema. Al mentado Chiva Mora lo mataron en Yecoatla (sic) cuando, no pudieron abrir una falsa desde arriba del caballo, se vio obligado a desmontar y destrabar la tranca desde abajo. Era una trampa bien planeada, el primer machetazo lo alcanzó agachado, al intento de levantarse se le fueron las fuerzas por el chorro de sangre que le salía de la aorta. Como había ocurrido desde siempre, nadie vio nadie supo, lo encontraron porque el vuelo de los zopilotes avisó donde estaba el muerto; las aves carroñeras tienen mejor olfato que los sabuesos humanos de la policía (Garcimarrero, 2012, p. 127).
Magno Garcimarrero recibió y usó una versión de la muerte del pistolero para mostrar cómo el sistema político logró controlar con la nómina a los pistoleros en el estado de Veracruz, durante la gubernatura de Marco Antonio Muñoz, y también, por supuesto, Miguel Alemán Valdés. El interés de Garcimarrero lo condujo a interpretar la versión de sus informadores cuando, describe lo dicho por ellos. Veamos:
La magia, las creencias de un inframundo incomprensible, estaban muy difundidas, el miedo formaba parte de la educación que impartía la Iglesia por medio de la catequesis, de la que las maestras, aún las normalistas de entonces, compartían sin análisis ni discusión. Es por eso que surgen personajes terribles y temibles como un famoso criminal del que nadie sabe su nombre pero que le llaman la “Chiva Mora”. Este cruel asesino de verduguillo y machete, asola la región. No tiene bando, opera solo, teniendo como deporte el homicidio; criminal escurridizo siempre va delante de la policía que le pisa los talones pero nunca le hecha
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guante, nadie lo alcanza. Nace la conseja que se convierte en animal, es pues un “nahual” que por las noches comete tropelías trasformado en chiva, de ahí su apodo, pero no solo en eso, también suele aparecer como tlacuache, como perro negro, como coyote y como tordo. Las mujeres le temen, porque dicen que la que es seducida y duerme con él adquiere la triste condición de nahual y sufre la desgracia de no controlar sus transformaciones. La transformación involuntaria es terrible, sobre todo cuando recae en bestias dañinas pero poco hábiles, porque finalmente, la vulnerabilidad del animal, hace padecer a la persona del nahual los encuentros desafortunados en que recibe palos o pedradas (Garcimarrero, 2012, p. 77).
No compartimos sus argumentos del autor, de que estos sujetos surjan como parte de las creencias mágicas, la ignorancia de las profesoras letradas y la religiosidad de la Iglesia, más bien responden a intereses económicos y políticos de grupos de poder, como los caciques y los políticos en la estructura de gobierno, donde surgen como habilidosos asesinos que también actúan por cuenta propia, cuando se requiere, la mayoría de las veces se articulan en grupos de poder. Continúa Garcimarrero la historia:
Se distinguía el gobernador Ruiz Cortines porque envés de corbata usaba pajarita, adminículo que se puso de moda, sobre todo en los portales de Veracruz donde solía asistir a jugar dominó, con sus amigos, sin guarura, cuando menos no visibles. Entre sus acciones importantes se puede decir que pacificó el campo, aunque no al cien por ciento, porque en esa época surgieron nuevos personajes del gatillo en la región, entre ellos merecen recordación los Zurdo del Raudal en la parte baja de la costa esmeraldina; los Landero de la sierra; Marcial Montaño en la mera capital del Estado; y el ya viejo depredador de la región misanteca; Rafael Cortina Armengol, quien libre de líderes a quien darle cuenta de sus fechorías, andaba haciendo cera y pabilo de los poblados. No hay que olvidar a otros facinerosos, como el mentado “Chiva Mora” de quien todo el mundo tenía que cuidarse. La actividad delicuencial (sic) también cambió de giro; ya no se concretó a la improductiva matanza sólo para darle gusto al gatillo; algunas drogas empezaron a ser mercancías de exportación a países que la requerían en abundancia. Estados Unidos era principal exportador
consumidor de marihuana y derivados de la cocaína porque los ciudadanos norteamericanos convertidos en soldados, no iban a la guerra en plena consciencia sino que tenían que estar drogados para enfrentar la muerte muerte ya fuera ajena o la propia. Así que el consumo de la droga creció y se extendió. Algunos facinerosos de la región costanera veracruzana, encontraron un filón de oro en el trasiego de las drogas y, protegidos por ciertos personajes incrustados en los pasillos del poder, se enriquecieron ostentosamente, edificando ranchos y quintas que fueron la envidia de quienes, desde atrás del honrado azadón, los veían progresar bajo la sombra de los pinos que rodeaban sus grandes parcelas (Garcimarrero, 2012, pp. 102-103).
El despegue de una economía cafetalera regional tuvo en 1955 un año de gran producción y venta, al grado de que la memoria colectiva de Yecuatla lo plasma en la pieza musical de “Mi lindo cafetal”, como si al oírla renaciera Miguel García Julio, porque sus parientes y conocidos aludían que había sido compuesta en su honor.
En la política, eso de la culminación de un periodo donde los jefes de gavilla ni al encuentro con la muerte, parecía el fin de los bandoleros y caciques, en la Sierra de Chiconquiaco, cuando en 1953, matan al hermano de la Chiva Mora en manos de los policías municipales y asesinan a Miguel García Julio, en 1955, como parte de un mismo procedimiento de control y dominio político de un grupo de poder local, que requirió el uso de un pistolero articulado a los viejos caciques y al dominio del Partido Revolucionario Institucional y las estructuras del Estado. Tal como lo hace notar Magno Garcimarrero, el gobernador Adolfo Ruíz Cortines, trató de apaciguar el campo veracruzano pero, no contaba que otros hombres fuertes con vínculos claros con políticos de corte mayor, aparecieran en la región de la Sierra de Chiconquiaco: Los Landa, de Chiconquiaco, que Garcimarrero llama Landero eufemísticamente; los Izquierdo, pero no Zurdos, del rancho El Relicario; Marcial Montano, en Xalapa; más cercano a Yecuatla, en Misantla, el terror y la violencia continuó con Rafael Medina Armengol, familiar del viejo cacique Armengol y amigo del gobernador Dehesa.
Los Landa de Chiconquiaco eran unos caciques arbitrarios que usaron la fuerza y las armas para apropiarse de propiedades, como casas en la cabecera municipal, y que contaban muchos enemigos en la región. Este hombre llamado Luis Landa fue presidente municipal en el momento que cae el avión en la Sierra de Chiconquiaco, por ello se cree que las joyas que sus cuñadas se llevan al ser asesinado, son producto de la rapiña. Una informante relata lo siguiente de los Landa.
Luis Landa era cacique de Chiconquiaco, era un hombre rico que tenía de esposa a Chela. Y, estos ricos no tenían la riqueza con dinero, sino muchos trastes, cobijas, sábanas, sarapes, vajillas de porcelana, manteles. Él se apropiaba a la fuerza, porque si quería una casa iba a ver el dueño y le pedía que le vendiera la casa con la pistola, porque de lo contrario lo mataba. Felipe en una ocasión se encontró a Luis Landa, quien iba a caballo, y lo quiso matar en el caballo que iba, pues tenía éste porque era rico. Luis Landa se había casado con Chela, pero también vivía con la hermana de Chela, y con ambas había procreado hijos. Un día llegaron los malos y primero mataron al hijo de Luis, Régulo, frente a él lo mataron, luego mataron a su esposa que estaba embarazada y finalmente a él. Al matar llegaron las hermanas de Chela y se llevaron las joyas que tenían en una almohada llena, y se la llevaron. Yo creo que eran las joyas del avión. Un hijo de Luis Landa se quedó con todos los papeles de las propiedades, al parecer Vinicio. La Chiva Mora era el pistolero de Luis Landa, iba a Yecuatla, y cuando avisaban que llegaba escondían las mujeres porque abusaba de ellas (vecina de Xalapa, originaria de Yecuatla, cuyos padres eran del municipio de Chiconquiaco).
En el análisis del relato de la Chiva Mora, se hace evidente que este pistolero era parte de la estructura institucional de un municipio de Chiconquiaco y donde estaba a las órdenes del cacique Luis Landa. La Chiva Mora, su lugar de origen era Chiconquiaco, en sus incursiones por Yecuatla, llevaba la consigna de asesinar a Esteban Méndez, Raúl Méndez y Damián Méndez, entre otros. Otra de las fuentes de la riqueza de Luis Landa eran las joyas y el dinero del avión que cayó en 1949, en el municipio de Chiconquiaco. Una informadora fallecida, dice:
El avión que cayó en el municipio de Chiconquiaco, cayó en el terreno de mi papá Carlos García. El dinero y las joyas que llevaba el avión militar al caer lo saquearon LuisLanda y Bernabé Morales; Luis era presidente municipal de Chiconquiaco. En el terreno de Planta del Pie, cuando éramos niños, nos encontramos unos aretes y le fuimos a decir a nuestros abuelos y ellos los colgaron a la vista de todos, por eso cuando llegaron los soldados a casa voltearon y destruyeron todo, para buscar el dinero y las joyas. Mi padre Carlos García fue llevado preso al penal de Allende, en el Puerto de Veracruz, donde estuvo siete años encarcelado. Mi hermano el mayor, llamado Felipe García, un día en el camino se encontró a Luis Landa, que venía montado a caballo, pues era un hombre rico, y se le fue encima con un machete para matarlo. Después todos los hermanos huyeron de Chiconquiaco, para ir a vivir a Banderilla, Veracruz. Luis Landa era un cacique que contaba con su pistolero que era la Chiva Mora (informadora de Chiconquiaco, fallecida en 2014).
Las amistades de los Izquierdo Ebrard
En un día de 1953, una viejita le pidió al reportero El Güero Téllez que intercediera para ingresar a la cárcel de Revillagigedo e Independencia, en la Ciudad de México, porque su hijo, que había asaltado una joyería, no lo dejaban ver. Él era Fidel Corvera Ríos (Garmabella, 2008, pp. 224-225). Fidel fue sentenciado a tres años de prisión por el asalto a mano armada en la joyería. Cumplió la condena y anduvo por varios estados de la República Mexicana. El 14 de octubre de 1958, seis individuos habían asaltado la camioneta del Departamento del Distrito Federal, transportando un millón 602 mil pesos, dinero del pago de salario de los trabajadores de la dependencia. En el asalto fallido donde hubo dos homicidios, fueron perseguidos hasta Contreras y tras la balacera, los asaltantes huyeron. El jefe de la policía secreta, Manuel Mendoza Domínguez, buscó en sus archivos a hombres que asaltaran a mano armada, encontrando a Fidel Corvera y Hugo Izquierdo Hebrard (Garmabella, 2008: p. 228). El primero en ser investigado fue Hugo, cuyo principal antecedente delictivo había sido asesinar años atrás, junto con su hermano Arturo, al senador Mauro Angulo (…)
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Mauro Angulo, en efecto, fue senador por el estado de Tlaxcala, asesinado por los hermanos Hugo y Arturo Izquierdo Ebrard. El crimen fue cometido en una piscina pública que se encontraba sobre la avenida de los Insurgentes, y obedeció a la orden girada por Armando Armenta Barradas, jefe de gatilleros al servicio de Miguel Alemán Valdés. Se dice que el homicidio se dio porque la víctima se oponía a la candidatura presidencial del propio Alemán Valdés (Garmabella, 2008, p. 228).
(…) La razón del interés de Mendoza Domínguez por él fue que Izquierdo Ebrard (sic), durante un asalto anterior, había utilizado un Buick de color negro. Bajo tal premisa, el jefe del Servicio Secreto localizó a María Plata García, quien admitió que el automóvil era de su propiedad, si bien su compañero sentimental lo empleaba con cierta frecuencia (Ibided).
Hugo Izquierdo Ebrard fue buscado afanosamente durante varios días, sin que la policía diera con su paradero. Una semana más tarde, sin embargo, se presentó muy ufano ante las autoridades, llevando consigo un amparo que le había gestionado Bernabé Jurado, gran amigo suyo, lo que hizo imposible su aprehensión en ese momento. Un golpe de suerte, empero, originó que el famoso “Abogado del diablo” sufriera un revés: apenas al día siguiente de haberse presentado, su cliente tuvo un altercado, lo que ocasionó que fuera detenido y, en consecuencia, perdiera el amparo. Ante tales condiciones, el Servicio Secreto no reparó en remitirlo a los separos, donde confesó su participación en el asalto, y señaló de paso a Fidel Corvera Ríos como autor intelectual del asunto y el hombre que había asesinado al agente de tránsito y ciclista (Garmabella, 2008: pp. 228-229).Manuel Mendoza y sus comandantes de la policía, dieron con Rebeca Sánchez Valle, amante de Fidel Corvera. Ella narró que la noche del asalto Corvera Ríos había llegado a su casa con unas copas de más, y le dijo que ese mismo día había participado en un asalto con Hugo Izquierdo Ebrart, Julián Plata Monroy, Julián García González, alias “el Tecojote”, Francisco Palma Bahena y Juan Luna Rioja, alias “el jarocho”, todos fueron arrestados (Garmabella, 2008, p. 229). Carlos Monsiváis (2009) narra el asalto de la camioneta de la Tesorería del Departamento del Distrito Federal, a partir del relato de Víctor Ronquillo, donde señala a Fidel Corvera Ríos y
Hugo Izquierdo Ebrart, como los responsables de los hechos delictivos. Monsiváis dice:
Por varios días no se concibe en la Ciudad de México otro tema, un asalto como de Hollywood pero fuera de los Ángeles. Se identifica un asaltante: Hugo Izquierdo Ebrart, acusado junto con su hermano Arturo del homicidio del senador veracruzano Mario Angulo, muerte que favorece la carrera política de Miguel Alemán Valdés y del que milagrosamente, como en los cuentos de hadas corruptas, salen absueltos los asesinos. La hermana de los Izquierdo, Norma, se casa con Arturo Durazo (…) Otro detenido, Juan Galicia González, revela el nombre de tres asaltantes y del jefe de la banda, Fidel Corvera Ríos, que huye a Veracruz (Monsiváis, 2009, pp. 58-59).
El texto de Monsiváis (obtenido del periodista Víctor Ronquillo) merece tres aclaraciones: una, que el senador Angulo era del estado de Tlaxcala y no de Veracruz; dos, que la hermana de los Izquierdo Hebrard, se llamaba Graciela; y tres, el propio Monsiváis establece que el asesinato del senador favoreció a la candidatura de Miguel Alemán Valdés. Los hermanos Izquierdo Hebrard, sobre todo Hugo, había continuado su conducta ilícita, como lo hace notar en sus textos José Ramón Garmabella, donde se destaca el asesinato que profirieron ambos al senador priista por Tlaxcala, Mauro Angulo. Los hermanos Izquierdo Hebrard habían recibido las órdenes de Armando Armenta Barradas, un pistolero del rumbo Juchique de Ferrer del grupo de Manuel Parra, La Mano Negra, y al momento del asesinato del senador tlaxcalteca era el jefe de pistoleros de candidato del PRI a la Presidencia de la República, Miguel Alemán Valdés. Parra, el antiguo cacique de Almolonga, que combatía y asesinaba a los luchadores agraristas que exigían la repartición de los latifundios en Veracruz, tuvo un grupo de matones encabezados por Rafael Cornejo Armenta, quien mató al candidato Manlio Fabio Altamiarno, a la gubernatura de Veracruz en 1936 y los hermanos Emilio, Miguel y Armando Armenta Barradas, dueños de la Hacienda Villa Rica, ellos estuvieron implicados en los asesinatos de Salvador González y Carolino Anaya, éste presidente municipal de Xalapa, Ver., en 1931.
Carolino Anaya; el gobernador sinaloense Rodolfo T. Loaiza en 1944, y muchos campesinos que lucharon por la tierra. Los pistoleros fueron parte de la estructura institucional del Estado, desempeñándose como guardaespaldas, o los asesinos de sus jefes políticos.
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REFERENCIAS
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